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Táctica / Conceptos / Psicología

Optimización de forma preferente de la estructura emotivo-volitiva. La motivación intrínseca

por el 20 noviembre, 2015 • 6:04

CONSIDERACIONES TEÓRICAS

Muchos entrenadores ya saben que un entrenamiento parcelado de la técnica, táctica o preparación física tiene una transferencia limitada al partido. Muchos de ellos ya trabajan de forma interrelacionada objetivos técnicos, tácticos y físicos. Por otro lado, se acepta que el rendimiento de un deportista no solo depende de estos aspectos, también tienen en cuenta el factor psicológico del deportista, sobre todo a raíz de la eclosión del coaching.

Encontramos artículos años atrás que revelaban que tenemos que entender el deportista desde el punto de vista de la Teoría General de Sistemas: podemos interpretar la persona del deportista como una estructura hipercompleja configurada por interacciones y retroacciones de las estructuras (Seirul·lo, F.;1998). Seirul·lo desgrana el comportamiento del deportista en varias estructuras y propone optimizarlas desde un perspectiva sistémica, preferenciando en cada momento la que el entrenador crea conveniente.

Ya hay amplia bibliografía sobre las estructuras que presenta Seirul·lo, así que obviaremos definirlas aquí, pero con algunas de ellas, por el hecho de que no son las que se han entrenado tradicionalmente (la condicional, la coordinativa y la cognitiva), hay cierta dificultad en ponerlas en práctica de forma interrelacionada con el resto. Las estructuras que a menudo suponen un reto de trabajo en las sesiones de entrenamiento son entonces la mental, la socio-afectiva, la expresivo-creativa y la emotivo-volitiva. Así pues, algunos entrenadores optan por no introducirlas de forma preferente en sus entrenamientos, dejando estas estructuras en un segundo plano, ya sea mediante reglas potenciadoras de situaciones en las cuales el deportista deba tener en cuenta objetivos relacionados con dichas estructuras o directamente, evitando utilizarlas dentro de la sesión y usándolas en las charlas a nivel grupal o individual.

Esto último suele pasar con la estructura emotivo-volitiva, que es aquella que nos mueve a hacer acciones por las cuales conseguimos la satisfacción del deseo personal de obtener reconocimiento, fama, dinero o simplemente la satisfacción de haber hecho bien la tarea. La podemos relacionar con las necesidades personales del individuo y que supondrán que este se mueva para satisfacerlas. Las necesidades a satisfacer, la urgencia en la actuación para satisfacer las expectativas del grupo, en un determinado episodio del juego, activan los sistemas de la estructura emotivo-volitiva (Seirul·lo, F.; 2004).

Aunque todo el mundo pueda tener una comprensión genérica de esta estructura, es necesaria una prospección más profunda para poder encontrar objetivos concretos que sean trasladables a una sesión de entrenamiento. Es para eso importante, que los entrenadores consulten a psicólogos, o incluso los hagan participar de la elaboración y realización de la sesión de entrenamiento, como es el caso que presentaremos en este artículo.

En ese sentido, podemos optimizar las motivaciones del deportista en cuanto a la práctica deportiva. Es lo que sugiere la Teoría de la Autodeterminación (Ryan, R. y Deci, E.; 1985), que apunta a explorar y explicar la motivación humana desde un enfoque basado en necesidades y que pone el acento en el grado en que las personas escogen sus conductas (adaptado de Giesenow, C.; 2015).

Podemos decir que lo que mueve el deportista a hacer una tarea y, en general, a practicar el deporte se puede dividir en dos necesidades: la que proviene de su interior, o intrínseca; y la que proviene del exterior, o extrínseca.

La extrínseca es aquella que recibe el deportista por parte de otras personas de forma directa o indirecta; ya sea con el reconocimiento de compañeros o de la sociedad, el dinero o, desde un punto de vista punitivo, para evitar un castigo de, por ejemplo, el entrenador, los compañeros de equipo o de la prensa. Esta es la que más dominan los entrenadores, ya que por la propia definición es relativamente sencillo que el entrenador, al ser una persona externa al deportista, pueda intervenir en el deportista mediante el uso de ella.

En cambio, la conducta intrínsecamente motivada es aquella que no tiene otro objetivo que el propio placer o interés personal en realizarla. La motivación intrínseca, por tanto, encuentra su fundamento en una serie de necesidades psicológicas definidas que incluyen, entre otras, la causación personal, la efectividad y la curiosidad (Monroy, A. Y Sáez, G.; 2011).

En cuanto a los humanos, la conducta motivada intrínsecamente se debe a una necesidad (psicológica) innata de sentirse competente y de sentirse autodeterminado (Limonero, J; 2003). También la búsqueda y el desarrollo de relaciones seguras y conectadas con otros (Giesenow, C; 2015). Por tanto, podemos subdividir la motivación intrínseca en la búsqueda de la competencia, de la autonomía y de las relaciones.

Si consideramos que la motivación extrínseca es ampliamente conocida y ya utilizada por los entrenadores y otras personas que puedan intervenir en el rendimiento del deportista (familia, agentes, directivos, prensa), podemos centrarnos en la optimización de la motivación intrínseca para balancear el peso de ambas motivaciones mediante objetivos que conseguirán la optimización de estas necesidades psicológicas que configuran la motivación intrínseca:

  • La búsqueda de la competencia en la tarea a realizar. Los deportistas encuentran motivante sentir que están mejorando en eso que están llevando a cabo.
  • La autonomía en la toma de decisiones. Los deportistas encuentran motivante notar que pueden decidir cómo y cuándo hacer eso que están llevando a cabo.
  • El desarrollo de sus relaciones personales. Los deportistas encuentran motivante sentir que mejora la relación con los compañeros en la tarea que están llevando a cabo.

Reglar tareas donde salgan estos objetivos sería un buen punto de partida para incorporar estos conceptos a la sesiones de entrenamiento de forma no preferencial, pero ahora mostraremos un ejemplo de tarea donde la estructura preferencial es la emotivo-volitiva, concretamente la optimización de la motivación intrínseca.

ELABORACIÓN DE LA TAREA EN EL FÚTBOL

Para tal efecto, consideramos cualquier procedimiento metodológico que incluya porterías, como por ejemplo el ataque-defensa, el juego reducido o el juego real. El objetivo de ellos es poner en práctica los contenidos trabajados durante los entrenamientos en situaciones cercanas a la competición (Guerrero, I.; 2011).

En nuestra tarea se trabajarán objetivos a optimizar de otras estructuras, típicamente la coordinativa y la cognitiva, pero podrá incluir cualquiera de las otras siempre de forma subyacente a la preferente.

A ojos de los jugadores que participen en la tarea, de inicio creerán que están trabajando conceptos tácticos entrenados en tareas o sesiones anteriores, mediante un procedimiento donde aparezca de forma inherente la motivación extrínseca de los jugadores que participan. Estos procedimientos son los que incluyen porterías, ya que el jugador, al marcar un gol, siente que es de las maneras que obtiene más reconocimiento por parte de compañeros, entrenadores y espectadores. Por tanto, es el que de forma espontánea motiva más a un jugador de forma extrínseca.

Antes de iniciar la tarea explicaremos a los jugadores las reglas que hacen referencia a la optimización de las otras estructuras. Acto seguido iniciaremos la tarea, que estará dividida en tres partes donde dichas reglas no variarán, así como el tiempo de juego.

Durante el juego tendremos que registrar los jugadores que se comportan según los ítems a valorar de la tabla que se muestra a continuación, y recibirán los puntos correspondientes que se sumarán a su equipo o se les restará si actúan de forma contraria.

Captura de pantalla 2015-11-18 a las 23.22.31En la columna Tipo de la tabla de los ítems podemos ver la relación del ítem con una de las tres necesidades psicológicas de la motivación intrínseca. La importancia de cada ítem es subjetiva y susceptible de añadirle o quitarle puntos, así como la inclusión de nuevos o exclusión de algunos de estos ítems.

Al finalizar la primera parte de la tarea se informará a los jugadores del marcador de goles, pero sumando todos los puntos que ha hecho cada equipo. Aún no se les desvelará de dónde sale esta puntuación. Esto también se hará al final de la segunda y de la tercera parte. También entre partes se hará una pregunta que servirá para ganar más puntos y que tendrá el objetivo de ir mostrando poco a poco cómo han estado ganando los puntos. Las preguntas son las siguientes:

  1. Dos puntos para el equipo del primer jugador que diga algún momento en que gracias a estar concentrado, ha podido realizar una acción correctamente.
  2. Dos puntos para el equipo del primer jugador que diga algún momento en que haya ayudado a un compañero, y eso haya supuesto algo positivo para el equipo.
  3. Tres puntos para el equipo del primer jugador que diga qué ha aprendido de nuevo con esta tarea.

La primera pregunta hace referencia al ítem 1, y creemos que es el primero que se tiene que desvelar para que sirva a la vez como consigna de control, ya que automáticamente los jugadores intentarán participar en la tarea de forma más concentrada (y aquí se verá cómo los jugadores interpretan esto de maneras distintas). Si por el contrario lo que se hace es una pregunta sobre, por ejemplo, el ítem 6, la realización de la tarea se acaba tergiversando porque los jugadores pasarán a estar completamente atentos a este ítem para poder sumar puntos y dejarán de lado los objetivos explicados al inicio de la tarea.

La segunda pregunta hace referencia al ítem 3 (pero se podría haber hecho preguntas sobre el 5, 6, 8…) y la última se hace como parte introductoria a la reflexión final.

Esta reflexión servirá para desvelar todos los ítems, para explicar cómo han conseguido los puntos y hacerles entender que la motivación extrínseca no es la única en la cual un jugador se debe sustentar. Aunque es importante y necesaria, un jugador no puede depender solo de ella porque al proceder de terceras personas no siempre podrá recibir su contribución. De hecho, se puede considerar que convivir con altas dosis de motivación extrínseca es potencialmente peligroso para su rendimiento si, por las razones que sean, se deja de recibirlas.

Por eso es importante que los jugadores, ya de jóvenes, conozcan e identifiquen su motivación intrínseca y la movilicen constantemente.

Esta tarea con preferencia de la estructura emotivo-volitiva es un primer paso para presentar a los jugadores estos conceptos. Es como abrir una ventana a la introspección y conocimiento de la motivación intrínseca y que, como todas las estructuras, se tienen que trabajar de forma periódica para consolidar su aprendizaje, ya sea con otras tareas similares a la presentada, con charlas o con la introducción de reglas recordatorias en otras tareas que den preferencia a objetivos de otras estructuras.

BIBLIOGRAFÍA
  • Deci, E. L., y Ryan, R. M. (1985).The general causality orientations scale: Self-determination in personality. Journal of Research in Personality.
  • Giesenow, C. (2015).Promoviendo la motivaciónintrínseca.CimaPerformance.com
  • Guerrero, I. (2011).Terminologiad’exercicis de l’Escola del FC Barcelona, temporada 2011-2012. Documentode la FCBEscola.
  • Limonero, J. (2003).Motivació i emoció. Edicions UOC.
  • Monroy, A i Sáez, G (2011). La motivación y el rendimiento en el deporte. EfDeportes.com.
  • Seirul·lo, F. (1998).Planificación a Largo Plazo en los Deportes Colectivos. Curso sobre Entrenamiento Deportivo en la Infancia y la Adolescencia. Apuntes de la Escuela Canaria deldeporte.
  • Seirul·lo, F. (2004). Estructura socio-afectiva. Documento del departamento de educación física del INEF Barcelona.

* Xavier Damunt es entrenador nacional de fútbol y Laia Letosa es psicóloga y psicopedagoga.




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