Crónicas 2015-2016 / Internacional / Champions League 2015-2016 / Fútbol
1.- A orillas del Manzanares se vivió un partido, especialmente en la segunda mitad, digno de la Champions League. Los Atlético de Madrid-FC Barcelona, por el choque de estilos y competitividad llevada al extremo de unos y otros, se han convertido en un clásico de la Copa de Europa.
2.- Repliegue medio en 4-4-2 del Atlético de Madrid, con Carrasco y Griezmann en punta, Saúl y Koke a los lados y Augusto y Gabi cerrando por dentro. Balón en la pierna izquierda de Mascherano, tridente aislado e Iniesta ahogado. El Barcelona no podía sacar el balón y tampoco tenía estabilidad, pues los resbalones eran constantes. Tras tres aproximaciones rojiblancas en los primeros siete minutos de partido, el Barcelona puso el partido en modo pause. Posesión defensiva con el 0-0. La duda residía en si esto era producto de una orden previa, o consecuencia de la incapacidad para desordenar el sistema defensivo atlético.
3.- El Atlético no necesitaba demasiado para crear peligro. Balón largo, juego aéreo y segunda jugada. Ahí, ni Busquets, ni Iniesta ni Rakitic aparecían. Y tanto Koke como Griezmann se agigantaban. El lado de Jordi Alba, por su debilidad en el juego aéreo, parecía el débil. Y en un mal despeje suyo, llegó el primer gol del Atlético. Por lo sucedido, y por la manera en que sucedió, no sorprendía. Zona de rechace ganada, centro con el exterior de Saúl, Piqué y Mascherano fuera de posición y Dani Alves que no cerraba, pero sí habilitaba la jugada. Gol de cabeza de Giezmann. El Barcelona estaba avisado. Pero sucedió.
4.- Los de Luis Enrique se habían mostrado especialmente cautos y lentos. El pase era siempre al jugador más cercano y no al alejado, por más que Iniesta, con fruición, hiciera gestos de que había que girar el juego al otro lado mediante cambios de orientación. Ni defensivamente, porque la segunda jugada y el dominio posicional siempre era de los colchoneros, ni ofensivamente, porque aunque los culés asentaran la posesión en campo contrario, nunca pasaba nada. El Atlético ni sufría. Y el Barcelona, 300 estériles toques de balón después, se marchaba al descanso con el 1-0 y mucho por corregir para reengancharse al partido.
5.- Durante los diez primeros minutos de la segunda parte, los colchoneros siguieron llegando –y dominando–. A partir de ahí, y siempre a partir de Iniesta, el Barcelona comenzó a jugar en otras zonas del campo, y mejoró. Entraron Arda y Sergi Roberto por Rakitic y Dani Alves, pero no fueron trascendentes en ataque. Turan no ha conseguido adaptarse al juego culé. Ha sido un año extraño para él, pero debe dar un paso adelante el próximo curso.
6.- Al Atlético le costaba tenerla cuando recuperaba, pero su defensa en bloque bajo no tenía fisuras. Messi se situó como habilitador y el Barcelona jugó con doble punta (Piqué-Suárez), pero el sistema defensivo atlético está preparado para cualquier envite. En esos momentos, el Barcelona sí dio cierta sensación de peligro. El gol no parecía estar al caer, pero podía llegar. Quizá, el único equipo del mundo que no tiembla cuando se aproxima tal vendaval –que al final no fue– es el Atlético de Simeone.
7.- Con el Barcelona abocado al ataque, una pérdida de balón de Serbi Roberto posibilitó el contragolpe de Filipe Luis. Cuando se introdujo en el área, Filipe habilitó hacia la derecha e Iniesta golpeó el balón con la mano. Penalti y gol de Griezmann. Los culés necesitaban un gol para forzar la prórroga, y anduvieron cerca en el tiempo de descuento, con un penalti por mano que el árbitro señaló fuera del área. Como apuntábamos la pasada semana, ni conspiraciones arbitrales ni cuentos. Quien elige a los semifinalistas son el fútbol y sus futbolistas. Y los de Simeone compitieron mejor contra un Barcelona que ha llegado falto de confianza, ritmo e ideas al tramo final.
8.- Algunos pregonarán el fin del mundo para los culés. Nada más lejos de la realidad. Siguen en disposición de ganar Liga y Copa, vienen de ganar el triplete –y en el fútbol, si triunfar es difícil, hacerlo después de haber ganado más aún– y hoy cayeron contra un excelente rival. Alberto Egea rescataba en Twitter una estadística ejemplificadora de la fiabilidad y competitividad de los de Simeone: desde que él entrena a los colchoneros, solo han recibido cuatro goles en dieciséis partidos como local en Champions League. Y solo ha habido dos veces en las últimas nueve temporadas en que el Barcelona no ha llegado a las semifinales de Champions. En ambas, cayó en Cuartos contra el Atleti de Simeone.
9.- El Barcelona se olvidó la partitura y se encomendó a las jugadas, que no al juego. Sus individualidades le hacen competir en cualquier contexto, pero caer es una posibilidad real cuando el tridente no se siente tan guapo como antes y además se enfrenta al sistema defensivo más fiable del mundo. El reto es recuperar el guión del juego para volver a la senda de los títulos. Ahora, como es habitual, se escucharán los cantos de sirena habituales (plan B, intensidad, físico, correr más) sin reparar en que cuando se deja de jugar se está más cerca que antes de dejar de ganar.
10.- Simeone y el Atlético de Madrid son una obra sin parangón. Sus jugadores creen y hacen creer. Solo así un 2-1 en el Camp Nou era motivo de confianza. Desde la solidaridad defensiva, el entrenador argentino ha construido –y ya van unos cuantos años– un equipo con mayúsculas, que sabe lo que hace y cuándo hacerlo. Desactivó las individualidades del Barcelona, alternó la presión y el repliegue, se aprovechó de la fortaleza en el juego aéreo, la segunda jugada y el empuje del Calderón. Y compitió, como siempre. Con alma, pero también con la cabeza.
y 11.- El Barcelona, especialmente en su displicente primera parte, dudó. En cambio, el Atlético nunca dejó de creer. Y lo hizo partiendo siempre del juego. Por eso es semifinalista europeo.
* Ismael Ledesma.
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