"La audacia tiene genio, poder y magia. Comienza ahora, ponte en marcha”. Johann W. Von Goethe
Si existe una prueba espectacular en el atletismo, esa es sin duda el 1.500. El medio fondo acoge a corredores especiales; demasiado ligeros para competir en pruebas de velocidad y con más músculo del necesario para rendir a buen nivel en carreras más largas.
El 1.500 es la prueba reina. Tres minutos y medio de dura pugna, donde existe tiempo para la táctica, los codos y el posicionamiento. Si la carrera es lenta es fácil tener opciones cuando se disfruta de un gran sprint final. Si, por el contrario, es rápida, viviremos el aspecto más primitivo y a la vez atractivo de este deporte; solo valdrá correr y correr, alejando oponentes hasta la meta. Todo ello, condensado en menos de cuatro minutos… ¿Es, o no es un privilegio para el espectador?
Dejando al margen la marcha atlética y otras disciplinas en las que también hemos tenido éxitos, el 1.500 ha sido la prueba preferida de los españoles sobre la pista. En ella hemos vivido nuestros momentos de mayor épica deportiva. Proponemos realizar un repaso de los atletas que nos representaron en el 1.500 masculino en la historia de los Juegos Olímpicos. Un análisis que pretende ser un homenaje a aquellos hombres que defendieron y sudaron la camiseta con orgullo. Como podrán comprobar, no todos ganaron medallas y en algunas épocas no fuimos tan buenos como en tiempos posteriores…
PIONERO MUGUERZA
Juan Muguerza Sasieta es el pionero en cuanto a participaciones olímpicas en la distancia. Este atleta nacido en Elgoibar en 1900, alcanzará protagonismo al convertirse en el primer campeón de España de 1.500 en 1917; un título que revalidará en cuatro ocasiones más y que acompañan a los que consiguió en otras distancias.
En Amberes 1920, Muguerza participa en dos pruebas: 1.500 y 5.000 metros. Es eliminado en la primera ronda en ambas, aunque en el kilómetro y medio no conseguirá terminar su serie de calificación. Existe controversia en torno a su participación, ya que algunas fuentes afirman que terminó la carrera, aunque no fuera reconocido por los jueces. El atleta guipuzcoano morirá en mayo de 1937, tras un bombardeo en la localidad de Munguía durante la Guerra Civil española.
4 de Agosto de 1948. Un español salta a la pista del Empire Stadium de Wembley: Juan Bautista Adarraga Elizarán, miembro de una dinastía familiar muy unida al deporte, “Los Adarragas” de Hernani. Juan Bautista participó en 800 y en 1.500 metros en Londres 1948. Era oficial de la reserva, por lo que tuvo que pedir un permiso del ejército para poder acudir a la cita olímpica. Para él, competir ya era un éxito, teniendo en cuenta las difíciles condiciones de entrenamiento que debía sufrir y la diferencia de preparación respecto de la mayoría de sus competidores. Juan Bautista Adarraga quedó último de su serie de calificación con una marca oficiosa de 4’03″7.
EL GRAN TOMÁS BARRIS
Barris, el campeón que abrió las puertas de Europa
El carismático atleta Tomás Barris, tomó el relevo en Roma 1960. El corredor catalán ya era conocido en los circuitos internacionales, sobre todo tras su registro de 3’41″7 (una marca que se situaba entre las quince mejores de todos los tiempos en su época), en la localidad finlandesa de Turku en 1958. En los Juegos romanos, participó en la serie 1 de la ronda de calificación; una carrera ganada por el australiano Herb Helliott (posterior campeón olímpico). Barris terminó en undécima posición, con un crono de 3’57″3
Después de su retirada, fue un destacado entrenador y preparador físico, llegando incluso a dirigir equipos de fútbol tras obtener el título en la misma promoción que Luis Aragonés o Paco Gento.
El madrileño Jorge González Amo participó en los Juegos de México 1968, finalizando su serie con un tiempo de 3’50″4, quedándose fuera de una final que fue ganada por el legendario Kip Keino.
TRES JUEGOS PARA GONZÁLEZ
Con José Luís González y José Manuel Abascal comienza la edad de oro del 1.500 español. De estilo elegante y espíritu combativo, González mereció más de lo que consiguió (que no fue poco, ciertamente). En Moscú 1980 accedió a las semifinales, convirtiéndose en el primer español que lo conseguía en esta especialidad. Una vez en ellas, no pudo alcanzar el ritmo que marcó el gran Sebastián Coe y quedó eliminado.
El gafe olímpico de José Luis González continuó en Los Ángeles 1984, donde una mala actuación le apartó muy pronto de la lucha. Seúl 1988 habrían sido sus terceros Juegos, el momento de mayor madurez personal y deportiva del atleta, pero una lesión le impediría formar parte de la familia olímpica. Finalmente, en Barcelona 1992 acudió de forma testimonial; dejando un legado de tres participaciones olímpicas, muchas medallas en otras competiciones, récords sensacionales y la satisfacción de ser uno de los grandes impulsores del atletismo en España.
PRIMERA MEDALLA PARA ABASCAL
En Moscú’80 también estuvo José Manuel Abascal, el cántabro que bañaría su nombre en bronce en la cita olímpica de 1984. Discípulo de Gregorio Rojo, Abascal pasó definitivamente a la historia el 9 de agosto de ese año en el Memorial Coliseum de Los Ángeles. En la final, asumió el protagonismo de la prueba a falta de 500 metros. Tras ser rebasado por los británicos Sebastian Coe y Steve Cram, comenzó una agónica lucha por la medalla de bronce junto al keniata Joseph Chesire. El español aguantó y sumó la segunda medalla olímpica para el atletismo español, la primera en el 1.500, tras la plata del marchador Jordi Llopart cuatro años antes.
En 1984, otro español llamado Andrés Vera, tuvo una sensacional actuación finalizando en séptima posición, aunque el éxito de su compañero hizo que el logro tuviera menor repercusión mediática, caso parecido al que le ocurrió a Manuel Pancorbo en la final más emotiva que ha vivido el atletismo español en su historia, la de Barcelona 1992. Pancorbo asistió en carrera al momento estelar del “tarzán de Ágreda”.
FERMÍN CACHO, ORO HISTÓRICO
Fermín Cacho se proclamaba campeón olímpico de la manera más épica posible y en su país. Se encontraba entre el grupo de favoritos, aunque el argelino Noureddine Morceli partía como principal candidato al oro. A Cacho, dueño de un excelente final y una calidad atlética incontestable, le salió la carrera de su vida. Con una última vuelta rapidísima, a falta de doscientos metros Cacho ya luchaba por el oro con Chesire; otra vez el keniata, como ocho años antes junto a Abascal. El soriano ganó la partida por el interior y firmó una última recta victoriosa. El sueño olímpico se hacía realidad en las piernas de Fermín Cacho.
En Atlanta 1996 volvería a colgarse una medalla. Esta vez de plata, al no poder seguir la estela del derrotado en 1992, Noureddine Morceli. Fue una final accidentada, ya que otro de los favoritos, el joven Hicham El Guerrouj, perdía su oportunidad al caerse en mitad de carrera. Isaac Viciosa, excelente atleta, y un precoz Reyes Estévez, se quedarían en el camino antes de la final.
REYES, HIGUERO, CASADO…
Reyes Estévez no alcanzaría nunca la gloria olímpica por diferentes circunstancias al igual que José Luis González. Fue uno de los mejores atletas de la historia de la especialidad en nuestro país, con una carrera llena de victorias y medallas, pero no tuvo suerte en sus tres participaciones olímpicas: 1996, 2004 y 2008.
En el año 2000, la ausencia de Estévez de la selección llegó cargada de conflictos. Se optó por seleccionar un equipo de garantías que podía aspirar perfectamente a la lucha por los puestos de honor. Andrés Díaz y Juan Carlos Higuero estuvieron cerca. En las semifinales se quedó el valenciano José Antonio Redolat, víctima de una carrera “perrísima”, como él mismo definió. Había sorprendido en las series llegando de la mano de El Guerrouj y, aparentemente, en muy buena forma física.
En Atenas 2004, los Juegos del reencuentro con los orígenes del olimpismo, tan solo Reyes Estévez pudo acceder a la final, terminando séptimo con un crono de 3’36″63. Higuero y Álvaro Fernández fueron eliminados en semifinales.
Finalmente, en la cita olímpica de 2008, Juan Carlos Higuero estuvo muy cerca de la gloria. El de Aranda de Duero se quedó a pocas centésimas de conquistar la medalla de bronce; logró un quinto puesto que se convirtió después en cuarto por la descalificación de Rashid Ramzi. Reyes Estévez no pudo acceder a la carrera decisiva, de la misma forma que Arturo Casado, que se tomaría una revancha exquisita dos años más tarde, con la consecución del título de campeón de Europa de la especialidad.
El atletismo español ha tenido presencia en la final olímpica de 1.500 en las últimas cinco ediciones. Tres medallas, una de ellas de oro, adornan un palmarés envidiable. El pionero, Juan Muguerza, marcó el camino a seguir en Amberes 1920.
La tradición y espíritu de los comienzos… seguirán muy vivos en las próximas ediciones de los Juegos Olímpicos.
* José Hernández es especialista en olimpismo. En Twitter: @rainerbonhof
– Fotos: EFE – RFEA
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