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El lago de los cisnes

por el 12 octubre, 2012 • 6:08

El lago de los cisnes, uno de los ballets más conocidos y representados a lo largo de la historia de la música, contiene una particularidad, en la que reside su exigencia. Aquella bailarina que interprete la elegancia y la inocencia del cisne blanco debe ser capaz de escenificar también la astucia y la sensualidad del cisne negro. En esa dicotomía entre el patito feo y la más bella de las aves acuáticas se ha movido la historia de un club que aspira a reivindicar la belleza de su idea. Que nada a contracorriente en el lago más glamuroso de Europa. Es el Swansea City y esta es su historia.

 

Este club centenario hunde sus raíces en Gales, pero juega en la mejor liga del mundo, la Premier League, al otro lado del canal de Bristol, con todo lo que ello supone. Algo así como aceptar en tu casa a un molesto vecino que no solo critica la decoración de tu morada, sino que además se enorgullece de lo vanguardista de sus muebles. Lo hace desde 1921, muchos años antes de rechazar la invitación de la Liga Galesa que se inició en 1992. Unos revolucionarios estos cisnes negros.

Lo son prácticamente desde su nacimiento, aquel verano de 1912, cuando se escuchó por primera vez ese nombre: Swansea Town Association Football Club. Aquellos hombres cambiaron el balón ovalado del rugby por la pelota redonda y lanzaron el ‘patito’ al agua. Transcurrido un mes demostraron su afán de superación: en su primer partido profesional empataron a uno contra el Cardiff City. En la temporada 1914/15 se enfrentaron al campeón de Inglaterra, el Blackburn Rovers, en la FA Cup. Vencieron 1-0, aunque en la siguiente ronda fueron eliminados por el Newcastle tras un replay. Daba igual, habían demostrado que sabían nadar.

No fueron muchos los que se lanzaron en esa travesía con el equipo. En cualquier caso fueron suficientes para una localidad cuya mayor celebridad, el poeta Dylan Thomas, definió así: “Swansea, ugly, lovely town”. Swansea se hace más encantadora tras la I Guerra Mundial. El equipo ingresa en las categorías inferiores del fútbol inglés. Los swans se mueven en las aguas turbulentas de la Third Division y la Second Division con varios ascensos y descensos hasta que llega su mayor hito de la mano del técnico Joe Bradshaw, un subcampeonato de copa que luce en sus vitrinas desde 1926.

Ese periodo de esplendor se apaga con la II Guerra Mundial. Tras el conflicto, los cisnes negros vuelven a sentir la losa de ser el patito feo. El Swansea pierde la categoría y cae hasta la Third Division, toca reinventarse y crecer de nuevo. Lo hacen bajo la batuta de Billy McCandless, quien instala al Swansea en el segundo escalón del fútbol inglés durante 15 temporadas. Pero la coreografía no se acaba de perfeccionar, el éxito se resiste y tras varios intentos fallidos de alcanzar la primera división, los cisnes vuelven a hundirse hasta las olvidadas aguas de la Fourth Division.

 

Vetch Field

Vetch Field

Son días donde la niebla se apodera del Vetch Field y las derrotas se convierten en una constante. Sin embargo, el orgullo y la pasión invaden cada rincón de la ciudad, los cánticos camino del estadio hablan de la alegría y el honor que supone pertenecer a ese equipo. Son días de júbilo, a pesar de todo. Swansea es declarada ciudad a finales de la década de los sesenta, y eso supone un cambio sustancial también para el club, desde entonces conocido como Swansea City. Ese amor irracional lleva a confundir la fealdad de los resultados (en 1974 están a punto de perder su estatus en la Football League inglesa) con la belleza de una historia que está a punto de dar un giro definitivo. Ugly, lovely club.

Estamos a finales de los 70 y para entonces ya ha comenzado a fraguarse una amistad que será vital para el club galés. John van Zweden y David Morgan acaban de conocerse a través de un anuncio en la revista del club. En este punto es necesario aclarar que John reside en La Haya (Holanda), que nunca ha oído hablar del Swansea City y posiblemente ni siquiera sabe que existe una ciudad a orillas del Canal de Bristol que se llama así. Antes de pisar un pub de Wind Street, John ya es aficionado de los Swans, y todo gracias a David.

Sus crónicas pormenorizadas acercan una realidad nueva a John, le ayudan a mejorar su inglés (el motivo inicial de su anuncio) y desarrolla un amor irracional por los cisnes. Dos años después de su primer contacto, John van Zweden saborea el veneno que exhala el Vetch Field una tarde de partido. Son tiempos de ballets desacompasados, de aleteos sin control, pero el cisne está a punto de echar a volar. Tras un mal arranque en la temporada 77/78, Harry Griffiths renuncia como técnico y el Swansea se pone en manos de un joven e incipiente galés: John Benjamin Toshack, con 28 años el entrenador más joven de la Football League.

Con Toshack en el banquillo, el Swansea remonta río arriba. En su primer año consigue el ascenso a la Third Division y en 1979 sube a la Second Division con un juego tan exuberante como eficaz. Tras una temporada de consolidación, el equipo galés pelea por bailar en el Royal Albert Hall. Es el 2 de mayo de 1981 y el Swansea necesita una victoria en Preston para alcanzar su sueño. El 1-3 final certifica un ascenso histórico, el vuelo hacia la élite del fútbol inglés. Con el tercer ascenso en cuatro años el patito se ha convertido definitivamente en cisne.

El idilio con el fútbol continúa en la First Division. El primer partido frente al Leeds United acaba en goleada, 5-1 con hat-trick de Bob Latchford. Un auténtico delantero centro que tras golear durante 6 temporadas en el Everton llegó al club galés para aportar experiencia y goles en la élite. Un jugador capaz de interpretar la sencillez del cisne blanco (juego aéreo) y la sensualidad del negro (juego de combinación). En él se asentaron buena parte de las victorias cosechadas ese año. Arsenal, Manchester United o Liverpool fueron algunas de sus víctimas. Nadie se movía mejor que ellos en el lago de la First Division esa temporada, llegando incluso a liderar la clasificación en varias ocasiones. Alan Curtis, jugador de ese equipo y actual entrenador adjunto de Michael Laudrup, recuerda las claves de aquella temporada: “La importancia de Toshack desde el banquillo fue fundamental, ese año se implantaron los tres puntos por victoria y con él íbamos siempre a por la victoria porque la diferencia entre empatar y ganar era mucha”. Alan recuerda que llegaron líderes a la jornada 30 pero que una plaga de lesiones de sus jugadores más destacados les hizo terminar esa temporada sextos (su peor posición durante todo el año) con 69 puntos.

Emborrachados de éxito, los swans no supieron adecuar el club a la nueva realidad de la exigente First Division. Azuzados por una crisis económica y una deficiente política de fichajes, se dejaron llevar por la corriente hasta las sucias aguas de la Fourth Division, a la que cayeron en 1986. Nadie admiraba ya al cisne, convertido nuevamente en patito feo. La entidad blanquinegra se movió entonces entre el lodo y el olvido, arrastrando su plumaje hasta casi desaparecer. Ante ese panorama, dos viejos amigos, David Morgan y John van Zweden, decidieron dar un paso adelante.

Corría el año 2002, el Swansea City era colista de la cuarta división y la Federación les ahogaba con un más que posible descenso administrativo. Se había despedido a jugadores con contrato en vigor y se había desatendido el pago de impuestos. Morgan reunió a varios amigos aficionados de los Swans y les dio el pase de gol de sus vidas. Ellos remataron de un certero cabezazo para recaudar las 25.001 libras que entregaron a Tony Petty, el anterior propietario. Luego llegó lo más difícil: esquivar el descenso en la última jornada y cuadrar las cuentas. El patito feo había superado su última pulmonía.

Nueve años después de aquello, cambio de lago incluido (el vetusto Vetch Field ha dado paso al Liberty Stadium) y tres ascensos hasta actuar nuevamente en el Royal Albert Hall del fútbol, el Swansea se asienta en la misma modestia de siempre, aunque el cisne luce exuberante sobre el césped. Convertido en el primer equipo galés que participa en la Premier League en sus dos décadas de existencia, siguen nadando a contracorriente, con el presupuesto más bajo de la Premier League, y a pesar de ello poniendo contra las cuerdas a los clubes más poderosos de Inglaterra con su fútbol dinámico, alegre y vistoso.

Perfilado por el desconocido pincel de Roberto Martínez y embellecido por Brendan Rodgers, el cisne conjuga elegancia y astucia, inocencia y sensualidad, lo mejor del blanco y el negro. Las estadísticas contabilizaban casi 500 pases por partido (más que el Arsenal) en la pasada Premier, mientras que la revista FourFourTwo situaba a su mejor centrocampista, Leon Britton, junto a Xavi Hernández en un fotomontaje: “Uno de los dos es el mejor pasador de Europa. El otro juega en el Barça”, rezaba el titular. Conquistada la prensa, al cisne se le conoce ahora como Swanselona.

Su plumaje lo adecenta esta temporada un dandy que conoce todos los registros para seguir asombrando con la puesta en escena del Lago de los Cisnes. Michael Laudrup está en un club donde la pausa se impone desde el césped hasta los despachos. Importa tener la pelota, dar prioridad al pase y a la posesión, ser protagonistas en cada baile. Para ello el danés se ha rodeado de los jugadores adecuados para esta propuesta. Auténticos cisnes blancos como él.

 

Entre ellos sobresale Miguel Pérez Cuesta, ‘Michu‘. Jugador revelación del inicio de la temporada en la Premier League, autor de cinco goles en sus siete primeros partidos con los Swans, ídolo inesperado de la grada del Liberty Stadium, el mejor regalo para su centenario aniversario. La bandera del nuevo proyecto es un jugador capaz de mezclar la llegada de los mediocentros ingleses con el sentido del juego combinativo y de posesión que desea Laudrup. Michu es un cisne negro vestido de blanco. Los que visten de negro son los que se sientan cada domingo en el palco, David Morgan y John van Zweden, propietarios del club y que ven cómo ha cambiado el cuento. El cisne luce hoy más bello que nunca. Lovely, lovely club.

 

* Emmanuel Ramiro es periodista.


– Fotos: Walesonline.co.uk




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