"Cada acto de aprendizaje consciente requiere la voluntad de sufrir una lesión en la propia autoestima". Thomas Szasz
Recién llegado a mi nuevo destino, una reunión con la Junta en la que, apenas comenzada, uno de sus miembros alza la voz y dice: “Ascender es el objetivo”. En ese instante me agarro fuerte a la silla y pienso: “¡Vaya! Creo que ya tenemos entrenador y no soy yo“.
Durante los días previos al inicio de los entrenamientos deberemos definir los objetivos que nos ayudarán en todo momento a evaluar el rendimiento de nuestros jugadores y, a su vez, conocer si estamos cumpliendo con las expectativas planteadas.
Será un momento clave ya que un error en la elección de dichos objetivos puede ser fatal para el devenir del equipo. Por poner algunos ejemplos, unos objetivos inalcanzables pueden provocar un exceso de presión sobre nuestros jugadores, mientras que si son demasiado asequibles producirán que nuestros jugadores vivan en un estado de comodidad absoluto. Por lo tanto, debemos ser realistas, siendo conscientes de las capacidades de nuestra plantilla.
Podemos marcarnos objetivos competitivos, formativos o simplemente sociales ya que todos ellos tienen cabida, pero es imprescindible conocer las limitaciones con las que nos vamos a encontrar.
OBJETIVOS CLAROS O CONFUSOS
¿Qué puede suceder si no son claros?
Si las metas son confusas, inalcanzables o sin sentido estaremos abriendo las puertas de par en par al fracaso, que no tendrá ningún problema en acompañarnos durante entrenamientos y partidos.
Un aspecto vital y que en ocasiones olvidamos es que deberemos alinear estos objetivos con la política del club, lo que supondrá el primer conflicto ya que batallaremos para que se respeten y no sufran modificaciones por parte de personas ajenas a la dirección deportiva. Esta situación se produce porque estos, en ocasiones, no coincidirán con las ilusiones, sueños o ideas que el club pueda tener. Pero deberá quedar claro que nadie mejor que nosotros conocemos las virtudes y defectos de nuestro equipo, siendo evidente que ni sueños ni ilusiones ganan partidos.
Después de la batalla planteada, y felizmente ganada en el mejor de los casos, llegará el momento que estábamos esperando, que no es otro que el de de calzarnos las botas y transmitir a los jugadores lo que esperamos de ellos y el fin para el que vamos a trabajar durante la temporada.
¿A CORTO O A MEDIO PLAZO?
Estando con las personas que deberán ayudarme a conseguir los objetivos me surge una duda: ¿Los objetivos deberán ser anuales y, por lo tanto, esperar 9 o 10 meses para ver si los hemos cumplido? O bien ¿marcaré retos a corto, medio y largo plazo que permitan a nuestra plantilla mantener un estado de máxima tensión durante todas las competiciones y partidos que deben disputar?
Puede suceder que, pese a tener metas semanales, mensuales y anuales, nos encontremos con un equipo acostumbrado a conseguir buenos resultados de forma continuada. Este hecho puede provocar que los protagonistas encuentren dificultades para motivarse y afrontar aquellas pequeñas tareas o retos planteadas por el entrenador, centrándose únicamente en los envites importantes, pensando que serán la clave para conseguir el éxito a final de temporada.
Por otro lado, imaginémonos otro equipo acostumbrado a ganar, pero que se encuentra a la sombra de un club que le impide alcanzar sus metas. En este caso, el entrenador jamás podrá pensar en el final de temporada ya que sus jugadores sentirían una presión tremenda y, a la vez, una losa difícil de llevar. Por esa razón decide inculcarles pequeños retos que les permitan jugar cada partido como si de una final se tratara, dándole a todos ellos la misma importancia independientemente del rival al que se enfrenten.
Con todo lo anterior, lo que está claro es que el entrenador deberá ser flexible para poder adaptarlos a las necesidades y estado anímico de su plantilla, convirtiendo los objetivos en un estímulo y no en una carga que impida a los jugadores disfrutar sobre el campo.
Para concluir, los objetivos deben hacernos mejorar tanto a nivel individual como colectivo, provocando que el rendimiento se convierta en una línea ascendente día tras día.
Finaliza la temporada y el ascenso no se ha logrado. Pese a ello estoy satisfecho del trabajo realizado ya que todos los objetivos que yo planteé se han ido cumpliendo, cimentando las bases que me permitirán atacar nuevos retos en los próximos meses, aunque una pregunta ronda mi mente: “¿Me dejarán seguir construyendo?“.
* Enrique Durán es Director Técnico de fútbol base de los Mamelodi Sundowns de Sudáfrica. Anteriormente fue Coordinador de la FCB Escola. En Twitter: e_duran_diaz
– Fotos: EFE – J. Avellà (El Mundo)
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