"Todo lo que no está creciendo está muriendo. Crecer significa aprender y transformarte cada vez en una mejor versión de ti mismo". Imanol Ibarrondo
A veces el fútbol da un giro inesperado para volver, sin querer, al mismo punto del que partió. Garitano, el entrenador que inició la temporada blanquivioleta, apostaba por un fútbol más bien directo, con poca elaboración, donde la eficacia y practicidad, con y sin balón, eran la bandera. Fue destituido. 124 días después, en el partido en Zorrilla contra el Numancia. El Real Valladolid, aunque camuflado en la intención de intentar un juego combinativo, se comportaba como un equipo de juego directo: pase largo, lucha y presión en la segunda jugada, a partir de la cual se busca rápidamente la progresión, o el centro y remate.
Kepa, el portero, junto a los dos centrales Marcelo Silva y Juanpe, incapaces de contactar con unos mediocentros, Borja y Leao, mal perfilados, timoratos y que en lugar de aparecer estaban, no hacían más que jugar una y otra vez en largo. Buscaban, con más contundencia que intención, a los medios de banda y delanteros del 1-4-4-2 que planteó Miguel Ángel Portugal. La única diferencia del principio de liga, que ahora arriba, tras el mercado de invierno se encuentran Renella y Roger, que aportan, respectivamente, presencia de espaldas a la portería y lucha.
Me encanta el juego directo. Requiere de ideas claramente entrenadas y jugadores específicos. A la preparación del pase largo desde la línea defensiva, o del portero, hay que sumar los movimientos sincronizados de los delanteros y medios de banda en el instante preciso, no olvidando, utilizando un símil baloncestístico, el cierre del rebote por parte de los mediocentros, para que en caso de cogerlo busquen rápidamente la apertura a banda que desencadene el binomio centro-remate. Sencillo de narrar en un párrafo, difícil de ejecutar con eficacia. Son claves los mecanismos coordinados de todo el equipo que exigen una elevada concentración táctica.
El problema con el que nos encontramos en la ciudad del Pisuerga es que el equipo no entrena para practicar el juego directo, es algo que por las características individuales de los jugadores que conforman la plantilla, surge espontáneamente a la hora de competir. La cuestión es que Miguel Ángel Portugal es el entrenador actual, cuya idea de juego se cimenta en el juego combinativo, sin embargo, en estos momentos probablemente el equipo necesite las ideas de Gaizka. Paradojas del fútbol.
* Daniel Juan Sánchez es entrenador.
– Foto: Real Valladolid
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