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Santoral / Historias

Héctor Scotta: el gringo de disparo terrorífico

por el 8 octubre, 2015 • 8:35

Uno de los futbolistas que más duro le ha pegado al balón en la historia del fútbol. Procedente de una familia muy futbolera (su padre jugó en Colón de San Justo y su hermano Néstor, en River Plate y Racing), desarrolló su carrera entre Argentina, Brasil y España. Nacido el 27 de septiembre de 1950 en San Justo, una ciudad de la provincia de Santa Fe (Argentina), se desempeñaba como delantero. A su demoledor chut hay que añadir otras virtudes como la astucia, la perseverancia, el olfato goleador y su eficacia rematadora, con las que se convirtió en un artillero difícil de detener para las zagas rivales. En su país se le conoció con el apodo de el Gringo.

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Comenzó a jugar en Unión de Santa Fe, equipo con el que debutó en la primera división argentina con 20 años recién cumplidos. En el club azulgrana solo permaneció una campaña, en la que logró 9 goles en 23 encuentros. San Lorenzo le había echado el ojo y le contrató para que se pusiese a las órdenes del técnico Rogelio Domínguez.

Al principio jugaba en el mediocampo, pero el exportero del Real Madrid lo sitúo en la posición donde destacaría: puntero derecho. Sus primeros meses no fueron fáciles y no era un fijo de las alineaciones en un plantel con grandes alternativas. Sin embargo, la llegada del Toto Lorenzo en 1972 al banquillo cuervo le otorgó la confianza necesitada y los goles comenzaron a producirse. Vivía un enorme momento hasta que se lesionó: fractura de tibia en una pierna. No había garantías de que pudiese volver a jugar. Mientras tanto, San Lorenzo se hizo con los triunfos en el Metropolitano y el Nacional al superar a Racing y River Plate, respectivamente.

Scotta trabajó mucho durante meses y finalmente regresó. Retornó con más moral y fuerza y eso se notó en el césped. En el año 1974 fue uno de los hombres clave junto a Olguín, Óscar Ortiz, Rubén Glaría o Victorio Cocco para que San Lorenzo volviese a conquistar el Torneo Nacional. Pero fue en 1975 cuando explotó deportivamente. La temporada a nivel general de los azulgrana fue mediocre (terminaron a mitad de tabla), pero el Gringo se proclamó mejor artillero del Nacional con 28 dianas y del Metropolitano con 32. En total, 60 tantos que le auparon al primer puesto de goleadores en su país, en Sudamérica y en el mundo aquel curso. Además fue premiado con la Olimpia de Plata e inmediatamente después abandonó San Lorenzo con destino Gremio de Porto Alegre tras alcanzar unas cifras con la zamarra del Ciclón de 140 goles en 226 partidos.

En la entidad tricolor tuvo como compañeros de vestuario a Agustín Cejas, Beto Fuscão, Neca o Zequinha, pero no acabó de adaptarse. Mostró su idilio con el gol y en su palmarés se incluye el Campeonato Gaucho, pero en el verano de 1976 el Sevilla se interesó por sus servicios para cubrir la baja de Biri Biri y lo contrató, junto a otro argentino de nombre Brizzola, tras desembolsar 25 millones de pesetas.

Rápidamente se hizo con un puesto en el once de Carriega y en la temporada de su estreno fue el máximo goleador liguero de los sevillanos con 12 goles. En su debut en el Sánchez Pizjuán falló un penalti, pero la semana siguiente ya nadie recordaba ese error tras marcar el tanto del triunfo en el derbi ante el Real Betis. Una de sus especialidades eran los tiros libres, con los que se hizo muy popular en la liga española. Jugadores como Asensi, del F. C. Barcelona, o José Ángel Rojo, del Racing de Santander, lo sufrieron en sus carnes al recibir pelotazos del argentino que los dejaron sin sentido. Y la grada, para regocijo, anunciaba sus disparos con un “Sssihs, sssihs, que viene, que viene”.

En el mercado estival de 1977, el gambiano Biri Biri se enfundó de nuevo la elástica sevillista y ambos compartieron delantera. El Sevilla de Pablo Blanco, Gallego o Montero luchó por los puestos de la Copa de la UEFA, pero finalmente se queda a cinco puntos de lograrlo. Scotta brilló en el aspecto goleador y superó sus registros del año anterior al alcanzar los 16 goles.

En la siguiente temporada, sin embargo, su producción bajó hasta los 9 goles y el equipo se conformó con un undécimo lugar en la competición doméstica. Fue un curso en el que recibió con los brazos abiertos a su compatriota Bertoni, un delantero de gran potencia y habilidad. La trayectoria de el Gringo en la entidad andaluza terminó en la temporada1979-1980. Scotta igualó los 16 goles que había marcado dos temporadas antes y empató a goles con Bertoni. Cuatro de esos 16 los marcó en una memorable 2ª jornada ante el Burgos en el coliseo sevillano. Pero su final no dejó muy buen sabor de boca: realizó un corte de mangas a su afición que le costó un partido de sanción y se marchó sin permiso de un entrenamiento tras insultar al técnico Carriega.

Fue traspasado a Ferro Carril Oeste por 13 millones. En ese equipo jugó en 1980 y luego volvió a San Lorenzo. En 1982 fue Boca quien llamó a su puerta. Con el cuadro xeneize marcó en su primer partido a los 41 segundos en el empate frente a Rosario Central. Unos días después tuvo el mismo éxito en La Bombonera ante Estudiantes, pero ahí acabó su racha. Negado ante el gol, fue relegado al banquillo y su ciclo en Boca concluyó unos meses después.

Sevilla FC (1978-1979)

Sevilla FC (1978-1979)

En los siguientes años, Scotta no encontró la estabilidad y se convirtió en un trotamundos. Jugó en Deportivo Armenio, equipo con el que consiguió unas grandes cifras goleadores. En 1985 vistió la camiseta de All Boys, donde coincide por ejemplo con Nésto Fabbri u Horacio Insaurralde. En 1986 aceptó una oferta de Nueva Chicago y marcó 14 goles en 18 partidos. También tuvo experiencias en Club El Porvenir, Estudiantes de Buenos Aires, Villa Dálmine y San Miguel (en Primera B) antes de colgar las botas en 1988 con 38 años.

Con la selección argentina únicamente disputó siete encuentros (en los que marcó cinco goles) debido a la gran competencia que había en su puesto. Debutó en la Copa Atlántico de 1976, en la que jugó cinco de los seis partidos que tuvo en su calendario la albiceleste. En la primera jornada, en Asunción (Paraguay), brilló al lograr un hat-trick en el triunfo ante la selección local por 2-3. A continuación fue de la partida en el choque frente a Brasil en el Monumental de Buenos Aires. La verdeamarela ganó por 1-2. Y en la tercera jornada volvió a marcar, en esta ocasión un tanto en la victoria contra Uruguay, en un duelo que también sirvió como encuentro de ida de la Copa Lipton y la Copa Newton.

A finales de abril, Paraguay les devolvió la visita y sacó un punto del estadio José Amalfitani en una noche en la que el Gringo compartió selección con Kempes, Houseman, Bochini o Ardiles. Posteriormente no estuvo en el once de Menotti en Maracaná, pero sí tuvo minutos en la segunda mitad ante Uruguay en Montevideo, donde Argentina se impuso por 0-3 y confirmó su segunda posición en la clasificación final del torneo. Ese 9 de junio de 1976 supuso su despedida para siempre del combinado albiceleste.

Además, en medio de la disputa de la Copa Atlántico el delantero santafesino participó en dos duelos amistosos. Argentina hizo una gira por Europa del Este y primero doblegó a la Polonia de Gorski con una diana de Scotta y luego cayó frente a Hungría en el Népstadion de Budapest.

Tras su retirada ha sido colaborador de Antonio Labonia en la Dirección de Deportes de Malvinas Argentina, donde ha ayudado a chicos jóvenes a salir de la calle y dejar las drogas. En el estadio Ramón Sánchez Pizjuán de Sevilla, en una zona del Gol Norte, existe la Curva Scotta en su honor.

* Alberto Cosín.





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