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"Lo que no se entrena se olvida". Pep Guardiola


Análisis / Fútbol 2011-2012 / Eurocopa 2012

Italia nos obliga a dar el do de pecho desde el primer minuto

por el 14 abril, 2012 • 17:02

La mejor España de la historia solo consiguió eliminar por penalties a la peor Italia en muchos años. Es una afirmación rotunda y controvertida que me lanza al rostro Filippo Maria Ricci, el corresponsal en España del prestigioso periódico deportivo “La Gazzeta dello Sport”. He quedado a cenar con Filippo para escarbar sobre la realidad del fútbol italiano poco antes de enfrentar de nuevo a España en esta Eurocopa 2012. Italia siempre presente en el horizonte del fútbol español. Casi siempre de manera agónica y algo trágica hasta ese 22 de junio de 2008, cuando los penalties dieron al fin una ventaja sólida a la selección española.

Aquel fue un partido señalado en tinta roja. Desde luego, parecía un duelo descompensado, a la vista de lo ocurrido en la fase de grupos, en la que España vapuleó a Rusia y venció, con magnífico juego pero marcadores apretados, a Suecia y Grecia. Desde la distancia, ahora parecen rivales de moco de pavo, pero hace cuatro años fue distinto: Rusia era una de las grandes aspirantes (de hecho, fue semifinalista, precisamente contra España); Suecia sumaba un potencial temible en ataque: Ibrahimovic, Elmander y Larsson, nada menos. De Grecia nadie olvidaba que había conquistado la anterior edición de la Eurocopa, en 2004. Con un fútbol primitivo, prácticamente un “catenaccio” italiano, pero había ganado. Así que deshacerse de estos tres rivales fue muy bien valorado, pese al cainismo crítico que nos rodea. La España de Luis Aragonés pintaba bien tras el frustrante Mundial 2006, precisamente el del inesperado triunfo de la Italia de Fabio Cannavaro.

Dos años más tarde, en junio de 2008, el capitán Cannavaro ya no formaba parte de la azzurra, que andaba en busca de una nueva personalidad de la mano de Roberto Donadoni, heredero de Marcelo Lippi. Sí, ahí estaba el inmenso Andrea Pirlo, rodeado por sus escuderos Gattuso y De Rossi; e incluso el legendario Del Piero aparecía de vez en cuando, mucho menos de lo que los aficionados agradeceríamos, pero aquella era una Italia con menos alma de lo habitual, algo poco corriente en una selección que siempre tuvo más fuerza anímica que argumentos estrictamente futbolísticos.

 

UNA ITALIA EN TONO MENOR

 

Algo de razón, por tanto, tiene Filippo Ricci cuando, en su estudiada exageración italiana, habla de la peor selección azzurra en muchos años. Quizás no la peor, pero sí llena de dudas, hasta el punto que encaja un 3-0 ante Holanda y empató frente a Rumanía (1-1), salvándose en el último encuentro de grupos al vencer por 2-0 a una Francia deshilachada y rota, preludio del fiasco planetario que protagonizaría dos años más tarde en el Mundial de Sudáfrica. Esta era la Italia que enfrentaba a la mejor España de la historia aquel 22 de junio en los cuartos de final de la Euro’08, sobre el césped del Ernst-Happel Stadion de Viena.

No puedes imaginar lo que era aquella Italia. Simplemente, no jugábamos a nada. Éramos Italia, por supuesto, y los españoles no entendéis a Italia. No comprendéis nuestro pragmatismo y nuestras convicciones. Nosotros queremos vencer; vosotros queréis vencer de una manera concreta. A nosotros no nos importa la manera, sino la victoria”. Filippo Ricci nos advierte de un hecho que el tiempo se ha encargado de diluir: aquellos penalties mágicos quizás maquillan que no fuimos tan superiores durante el partido como ahora creemos. No estaban Pirlo ni Gattuso en el cuadro transalpino, sustituidos por Aquilani y Ambrosini, lo que es una pálida, muy pálida, sustitución.

Sí, España fue superior, pero no extraordinariamente superior. Construyó más ocasiones de peligro, pero no aplastó a Italia como sí hizo, en la misma competición, con otros rivales quizás superiores a los azzurri, Rusia sin ir más lejos. La selección de Luis disparó 22 veces (7 a portería) por 10 los italianos (5 contra Casillas). Italia encerrada y compacta, como suele, esperando un contragolpe o una acción a balón parado. Tuvo sus oportunidades: Camoranesi, Luca Toni, Perrotta, Di Natale… a todos ellos tuvo que atajarlos Casillas con paradas sensacionales. Por parte española, recordamos a Torres, a Villa, a Silva, a Senna… Buffon se encargó de detener todos los esfuerzos españoles, equipo superior en la confección, dominador del centro del campo y amenazante en todas sus aproximaciones, pero baldío. El pragmatismo italiano, ya saben…

 

EL TAPÓN DE LOS DEMONIOS

 

Los penalties. El punto de inflexión, admitimos todos, en la historia de la selección española. Casillas y Cesc Fàbregas. El portero deteniendo los lanzamientos de De Rossi y Di Natale. Secuencia mágica: Villa gol; Grosso gol; Cazorla gol; De Rossi detiene Casillas; Senna gol; Camoranesi gol; Güiza detiene Buffon; Di Natale detiene Casillas; Cesc gol… Cesc gol, semifinales y el tapón que salta por los aires. El tapón que contiene todos los demonios familiares, las angustias y los gafes, las pseudocreencias de los charlatanes y la ansiedad de los grandes futbolistas. Con Fàbregas, que a los 21 años recién cumplidos asume una responsabilidad de veterano sin pestañear, sin temblarle el pie derecho, saltan por los aires tópicos y prejuicios. Sí, es posible, dice el penalti marcado por Cesc.

Italia cae. Noticia. “Es la peor Italia en muchos años”, reitera Filippo Ricci. “Y solo nos ganáis en el último penalti”, se sonríe. Y es cierto y verdad, lo que da dimensión de la competitividad italiana. Curioso en el país es la estética y la elegancia, de los grandes artistas plásticos. En su fútbol se impone el pragmatismo: “Vosotros no podéis entenderlo. Nosotros somos pragmáticos. Somos italianos”.

 

“NO OS CONFIÉIS…”

Y esta es la Italia que encontrará España en el debut de la nueva Eurocopa en que defiende título. Título y prestigio, reforzado por la victoria mundialista en Sudáfrica. 10 de junio de 2012, cuatro años menos 12 días después de los recordados penalties de Viena. Los dos últimos campeones del mundo, frente a frente. En España nos creemos que es pan comido, pero nada de eso. “Sí, sois favoritos”, me acepta Ricci ya en el café, “pero no os confiéis. Ya visteis en el amistoso por más que España se tome a broma los amistosos. Sois favoritos, pero tened cuidado. Somos Italia”. No es orgullo vano lo que muestra el inteligente corresponsal de “La Gazzeta dello Sport”, sino conocimiento de la realidad.

En España, esa realidad se percibe de modo radicalmente opuesto. Con bastantes argumentos, por cierto. Campeones de la Eurocopa 2008; campeones mundiales 2010; y una base barcelonista para la selección, lo que es sinónimo de convivencia con el triunfo, no en vano el Barça acumula conquistas en el último lustro. Frente a ello, la discreta producción de juego de la azzurra y un pobre rendimiento generalizado de los clubes italianos en competiciones europeas. Y más argumentos. ¿Dónde están los grandes defensas italianos? ¿Y sus delanteros punzantes? Nesta, Gattuso, Del Piero, nombres legendarios que ya no están ahí. Giuseppe Rossi, terriblemente roto por segunda vez consecutiva, quebrado por sus ligamentos cruzados. Antonio Cassano, apenas retornado de un viaje sin retorno al fondo de su corazón. Mario Balotelli, enloquecido y enloquecedor… Muchos problemas para Italia, en tanto España suma y suma talentos hasta el punto que grandes futbolistas se quedarán fuera de la competición porque no caben todos.

Y, sin embargo, Filippo Ricci sigue advirtiéndonos que vayamos con cuidado, que Italia no es pan comido por más que las radios patrias vociferen nuestra insultante superioridad. “Prandelli cederá el balón y supongo que pondremos un 4-4-2. Italia siempre ha jugado con un delantero alto y otro bajo, para compensar. Aprovechar las descargas del alto para que el bajo sentencie. Ahora tenemos problemas: no estará Rossi, quizás tampoco Cassano y quién sabe si Balotelli, con esa cabeza… Di Natale ya está en los 34 años. Tenemos serios problemas arriba, pero Pirlo sigue siendo Pirlo y eso es mucho. No os fiéis”.

 

LAS CERTEZAS ANTE LAS INCERTIDUMBRES

Andrea Pirlo, il regista, el Xavi italiano. Ausente por sanción aquella tarde del 22 de junio de 2008. Nunca sabremos qué hubiera ocurrido con Pirlo sobre el césped, pero sí certificamos que Italia se resintió de su ausencia. Cuatro años después, como Xavi en España, el gran Pirlo es más necesario que nunca, en su nuevo club (la Juve) y en su vieja selección. No es arriesgado imaginar que, salvo lesiones o incidentes, rodeando a Pirlo estén hombres como De Rossi, Nocerino y Thiago Motta. Ojo con eso. No es un centro del campo como para andar despreciándolo. No tiene el nivel español, desde luego. No son Xavi, Iniesta, Busquets y Xabi Alonso. Pero ahí hay talento, fuerza, llegada y sentido común. Y competitividad. Probablemente, conscientes de su inferioridad, de nuevo los italianos regalarán el balón a sus colegas españoles. Tomad y haced con él lo que queráis: ya llegará nuestro momento. Incluso en el peor de los escenarios, Pirlo y sus acompañantes siempre saben lo que hay que hacer.

No iré más lejos en la imaginación de lo que puede ser este España-Italia que abre el camino para una hazaña prodigiosa: el intento de seguir en la cumbre otro ciclo más. Pero no tenemos dudas sobre la trascendencia del evento. Hace cuatro años, el 4-1 a Rusia (hat trick de Villa) indicó el camino del éxito, pero el tapón de los mil demonios saltó ante Italia, probablemente porque todo el mundo sabía que las grandes inflexiones de la historia solo pueden producirse ante los grandes contendientes de la historia. Ahora, en este 2012 de plomo y furia, las certezas vuelven a enfrentarse a las incertidumbres.

España es la certeza de su modelo de juego. El juego de posición avizorado por Rinus Michels, apuntado por Johan Cruyff, desarrollado por Louis Van Gaal, estructurado intelectualmente por Juanma Lillo, sublimado por Pep Guardiola y adoptado por Vicente del Bosque. Incomprendido en ocasiones, poco explicado por los medios de comunicación, pero definido, construido y madurado por los futbolistas que lo interpretan. Ellos no tienen dudas al respecto: saben que es el estilo de juego que mejor conspira con sus habilidades; el que les permite someter a los rivales, exponer toda su calidad y agarrarse a él cuando las olas son altas y la zozobra recorre el espinazo del equipo. Si las cosas van mal y el viento sopla en contra, ahí está el modelo de juego como un salvavidas. No es una cuestión de colores ni creencias. Simplemente, los intérpretes entienden que es el mejor modo de llegar a la cumbre: avanzando todos como en cordada alpina.

Frente a esta certeza, las incertidumbres que levanta Italia y, si hay suerte y el camino no se interrumpe, las que llegarán redobladas a la hora de Inglaterra o Francia y no digamos en los momentos de Holanda o Alemania. No, no será una Eurocopa sencilla para la hipercampeona España, por más alaridos que den los locutores patrios. No hay que hacer mucho caso a las estadísticas, pero es totalmente comprensible que la historia apenas nos muestre selecciones que dominaron durante una década completa. Ha habido selecciones legendarias: la Hungría dorada, la Alemania de Beckenbauer, el Brasil de Pelé, la Holanda de Cruyff, la Argentina de Maradona, la Francia de Platini… Ahora, la España de los bajitos. Pero trascendieron más por un título puntual o por un estilo de juego que enamoraba que por su longevidad.

Esta España pletórica empezó a apuntar maneras en 2006, conquistó el éxito en 2008 y la gloria en 2010. ¿Puede grabar en 2012 su leyenda en mármol? Sin duda, pero la ruta está erizada de formidables competidores. Thomas Müller, Schweinsteiger y Mario Gomez por Alemania; Robben, Van Persie y Huntelaar por Holanda; Ribéry y Giroud por Francia; el pequeño Walcott por Inglaterra… Y los italianos de toda la vida. Filippo Ricci mantiene su sonrisa irónica de quien ha visto mil peripecias futbolísticas y casi siempre ha comprobado cómo la nave italiana salía a flote. Por pragmatismo, sin buscar plasticidad ni un estilo que entusiasme. Haciendo en cada momento lo que interesa. La Italia de los Médici devenida en la Italia de los pragmáticos. “El arte”, termina Filippo, “nos gusta mucho. Pero el fútbol nos gusta más y es otra cosa”. Pragmáticos. No lo olviden el 10 de junio de 2012, a las seis de la tarde. España nunca ha ganado a Italia en partido oficial. Nunca. Y se han enfrentado nueve veces. Sí, en Viena, hace cuatro años, los penalties eliminaron a Italia. Pero España no logró vencerla. Es un matiz, pero es importante. Avisamos quedamos todos.

 

* Publicado como Capítulo en el libro “Euro 2012: If not You, Who? If not Now, When?” de varios autores / Spanish Leadership. Escrito el 14-Abril-2012.

– Fotos: EFE




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