"Todo lo que no está creciendo está muriendo. Crecer significa aprender y transformarte cada vez en una mejor versión de ti mismo". Imanol Ibarrondo
La lista de excelentes jugadores que Hungría ha dado al fútbol comienza a principios del pasado siglo con Kálmán Konrád e Imre Schlosser. Konrád que tuvo una brillante carrera como jugador y posteriormente como técnico. En 1999 fue elegido por la revista World Soccer como uno de los 100 mejores futbolistas de la pasada centuria. Nacido el 23 de mayo de 1896 en Bačka Palanka (actual Serbia), se desempeñaba como interior o segundo delantero. Fantástico creador de juego, tenía una magnífica visión y gran calidad en el pase, destacando también por su agilidad, habilidad y técnica. Tuvo un hermano de nombre Jeno que fue defensa y centrocampista y llegó a ser internacional húngaro.
Inició su vida deportiva en el MTK Budapest, donde entró en las categorías inferiores con 14 años y llegó al primer equipo tres temporadas más tarde, en 1913. El año de su debut no pudo ser mejor, al conquistar el equipo el doblete de liga y copa. En la competición liguera se situaron por delante del Ferencváros y en el torneo copero doblegaron en la final al Magyar AC por 4-0.
En las dos temporadas siguientes no se celebró ningún campeonato futbolístico en el país debido a la II Guerra Mundial y las competiciones no se reanudaron hasta 1916. EL MTK volvió por sus fueros y obtuvo tres ligas de forma consecutiva en la que no dio ninguna opción a rivales como el Ferencváros, el Törekvés o el Ujpest. Marcaron casi 350 goles en tres cursos y sumaron 60 victorias y solo dos derrotas. El equipo, entrenado por el inglés Jimmy Hogan en las dos primeras ligas, estaba liderado por Konrád, que marcó 88 goles en 94 partidos, aunque también tenía otros futbolistas de enorme calidad como el arquero Miksa Knapp, los zagueros Antal Vágó o Gyula Feldmann, los medios Vilmos Kertés y Elemér Kovács y los delanteros Alfréd Schaffer e Imre Schlosser.
A finales de la década, Kalman y su hermano Jeno llamaron la atención del entrenador Hugo Meisl, que dirigía al Wiener Amateure y que decidió contratarlos para el conjunto austriaco. En el curso de su estreno desplegaron un gran juego, pero la suerte no estuvo de su lado, al finalizar tanto subcampeones de liga como de copa. Un año más tarde volvieron a la carga en el torneo de la regularidad, pero de nuevo ocuparon el segundo lugar tras el Rapid de Viena. Sin embargo, en la copa sí lograron resarcirse de lo ocurrido unos meses antes y conquistaron el título después de vencer por 2-1 al Wiener Sport-Club. La alineación del Wiener aquel día fue la integrada por Meisl, Heikenwälder, Popovich, Fuchs, Jeno Konrád, Geyer, Köck, Swatosch, Kálmán Konrád, Hansl y Vecera.
El impulso que dio este triunfo se notó las temporadas venideras, en las que el Wiener Amateure, llamado Austria Viena desde 1926, cosechó varios éxitos más. La liga en las temporadas 1924-1925 y 1925-1926 y la copa de forma consecutiva en 1924, 1925 y 1926 ampliaron el palmarés de la entidad capitalina. Konrád fue vital en varios de esos títulos con goles importantes, como el empate en la final de copa de 1925 ante el First Vienna o el anotado en la final del año siguiente, cuando se impusieron al mismo rival por 4-3. Su excelente sociedad con Schaffer, antiguo compañero en el MTK, fue una de las bases sobre las que construyó Meisl aquel equipo ganador.
En el periodo estival de 1926, Konrád recibió una propuesta del otro lado del Atlántico. El propietario de los Brookyln Wanderers, Nat Agar, le hizo una oferta irrechazable tanto a él como al club austriaco, y emprendió la aventura a tierras norteamericanas. Allí marcó dos goles en 27 partidos y tras obtener la Liga Internacional de Fútbol, competición con equipos de Estados Unidos y Canadá, regresó a Europa y a su país para vestir de nuevo la camiseta del MTK. Disputó 13 encuentros y anotó 7 goles en la temporada 1927-1928 y al término de la misma decidió colgar las botas con 32 años.
Con la selección húngara fue internacional en 13 ocasiones y marcó dos goles. Debutó en 1914 en un partido en Viena contra Austria, a la que derrotaron por 1-2. Él marcó uno de los tantos. Por aquel entonces apenas había competiciones de importancia y casi todos los encuentros en los que vistió la camiseta del combinado nacional fueron de carácter amistoso.
La cercanía con sus vecinos austriacos hizo que un par de veces al año se viesen las caras en un terreno de juego. En sus cinco siguientes partidos como internacional, Austria les tomó la medida y les venció en tres de ellos (los otros dos acabaron en empate). Konrád marcó en uno disputado en 1916 en el WAC Platz de Viena que concluyó 3-3, en un día en el que compartió alineación con otras leyendas húngaras de la época como Schlosser o Alfred Schaffer.
Las tornas cambiaron a partir de 1918, cuando Hungría se impuso en los cuatro siguientes duelos, siendo muy importantes dos victorias consecutivas en territorio austriaco por 0-2 y 0-3 en apenas seis meses. El traslado de Konrád a Austria para continuar allí su carrera hizo que estuviese ausente de las convocatorias del equipo húngaro durante ocho años. Regresó en 1927 para un partido ante la Checoslovaquia de Planicka, Svoboda y Puc en Budapest. Los visitantes se impusieron por 1-2. Su penúltimo partido con Hungría tuvo lugar unos meses después, en marzo de 1928, en la Copa Internacional de Europa Central. Esta competición de reciente creación juntó a Italia, Suiza, Austria, Hungría y Checoslovaquia en un sistema de liguilla en el que se enfrentaron todos contra todos a ida y vuelta. La primera edición duró tres años (1927-1930) y Konrád fue convocado para el choque de la segunda jornada frente a los transalpinos en Roma. En un bonito encuentro, Italia doblegó a los húngaros por 4-3 y dio un paso muy importante para la consecución del título, que finalmente ganó dos años después.
Konrád se despidió del equipo húngaro el 6 de mayo de 1928, en un choque contra Austria en Budapest ante más de 33.000 espectadores que presenciaron un espectacular empate a cinco.
Su extensa carrera como técnico tuvo su punto de partida en el Bayern Múnich a finales de los años veinte. Permaneció un par de temporadas y los mayores logros que consiguió fueron torneos a nivel regional. Su siguiente destino fue el Zúrich suizo en la temporada 1930-1931 y a continuación se marchó al Slavia de Praga. Con el conjunto checo conquistó dos títulos de liga en 1934 y 1935, dirigiendo a importantes futbolistas de la talla de Planicka, Daucik, Sobotka o Puc. En 1936 hizo las maletas y se fue al Rapid de Bucarest y un curso más tarde tomó las riendas del FC Brno.
El estallido de la II Guerra Mundial le sorprendió en Checoslovaquia y pocos meses después decidió aceptar la oferta del Orebro y emprendió viaje a Suecia, país del que ya no se movería jamás. En el cuadro blanco estuvo tres campañas para luego firmar por el Atvidaberg, al que a punto estuvo de subir a primera en 1945 y que le sirvió como trampolín para entrenar a uno de los equipos suecos más importantes, el Malmö FF. En su primer curso quedaron en segundo lugar de la Allsvenskan y en 1949 y 1950 obtuvieron dos títulos de forma consecutiva tras superar al Helsingborgs y el Jönköpings Södra IF. Konrád realizó una gran labor en un plantel en el que destacabann internacionales de la Blagult como Erik Nilsson, Kjell Rosén, Egon Jönsson, Stellan Nilsson, Karl-Erik Palmér o Ingvar Rydell. Con los dos títulos ligueros en el bolsillo, decidió entrenar a equipos más humildes, y después de dirigir entre 1950 y 1956 a Råå IF, BK Derby y Junsele IF, puso punto final a su carrera en los banquillos. Falleció el 10 de mayo de 1980 en Estocolmo a los 83 años.
* Alberto Cosín.
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