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"Entonces marcábamos goles, pero no nos daban trofeos por hacerlo". Telmo Zarra


Protagonistas / Historias

La década prodigiosa del fútbol alemán

por el 27 septiembre, 2012 • 16:30

Cincuenta ediciones de la Bundesliga dan para muchos momentos memorables. Pero si hay alguno que sobresale es el frenético duelo que protagonizaron Bayern Múnich y Borussia Mönchengladbach a finales de los años 60 y durante buena parte de los 70, una rivalidad que dividió a la sociedad de Alemania Occidental. De esta lucha sin fin se aprovechó la selección alemana para firmar la época más brillante de su historia.

Beckenbauer, Müller, Maier, Hoeness, Breitner, Netzer, Vogts, Heynckes, Wimmer, Simonsen… Estrellas y más estrellas repartidas en dos equipos memorables que dominaron Alemania y Europa con dos estilos muy distintos. Salvando las distancias, su pelea recuerda a la que viven actualmente Barça y Real Madrid. Las ganas de superar al gran rival como incentivo para mejorar constantemente.

El Bayern recogió el testigo del Ajax en la Copa de Europa, convirtiéndose en el primer club germano que logró el título. Fue en 1974, en una final memorable ante el Atlético de Madrid que se jugó dos veces porque las tandas de penaltis aún no se habían impuesto.

En el primer partido, Adelardo anuló a Hoennes, Eusebio se comió a Müller y Gárate se las hizo pasar canutas a Schwarzenbeck. El Atlético contuvo al Bayern durante 119 minutos en el Estadio Heysel de Bruselas. Luis Aragonés, al borde de la retirada, adelantó de falta a los colchoneros y, cuando todo parecía decidido, un zurdado desde 30 metros del tosco Schwarzenbeck igualó el encuentro en el último instante. Solo dos días después, los bávaros vapulearon a los colchoneros (4-0).

Franz Beckenbauer, el centrocampista imperial que se retrasó hasta la defensa para crear la posición de líbero; Sepp Maier, el portero de los guantes una talla mayor, todo seguridad y reflejos; el extremo Uli Hoeness; el lateral arrollador Paul Breitner; el altísimo central Georg Schwarzenbeck; y Gerd Müller, el goleador más letal de Europa. Todos ellos venían de ganar el Mundial ante Holanda y se hicieron aun más grandes con esta victoria.

Después vendría la segunda Copa de Europa, ante el Leeds, donde el Bayern se impuso (2-0) con goles de Roth y Müller en un partido duro. En la tercera, de nuevo Roth anotó ante un Saint-Etienne que mandó dos balones al palo (1-0). El joven Rummenigge, titular ante los franceses, representaba el inicio del fin de un grupo de futbolistas que ya rebasaban los 30 años y habían cedido el testigo en la Bundesliga a un pujante Borussia Monchengladbach.

Pero el Bayern, convertido en grande de Europa con estos tres trofeos, ni siquiera estuvo en 1963 entre los miembros fundadores de la Bundesliga. Los bávaros eran uno de los trece clubes que protestaron ante una Federación alemana que decidió hacer oídos sordos. No fue hasta 1965 cuando accedieron por fin a la primera división tras superar la promoción de ascenso. Casualidades de la vida, también el Gladbach ascendió aquella temporada.

El club de Baviera había empezado a construir su leyenda unos años antes, cuando se hizo con Franz Beckenbauer pese a que su destino era el Múnich 1860. El Kaiser creció en el suburbio obrero de Giesing, territorio de Los Leones y siempre había sido fan suyo. Al menos hasta que participó en un torneo juvenil celebrado en 1959 en Neubiberg, un municipio al sudeste de Múnich. Franz actuaba de delantero en el SC 1906 y llegó con su equipo a la final.

El adolescente Beckenbauer tenía decidido fichar por el 1860 porque su club no tenía fondos suficientes para mantener las categorías inferiores. En semifinales se cruzó con el Bayern, al que le marcó. En la final, una bofetada del central del Munich 1860 le hizo cambiar de opinión. No quería jugar en un club donde los jugadores se comportasen de esta manera. Por eso se ofreció a la academia del Bayern.

De la mano del técnico yugoslavo Zlatko Cajkovski, campeón de liga en 1962 con el Colonia y que aprendió junto a Hennes Weisweiler (quien luego dirigiría al Monchengladbach en su época más dorada), el Bayern ascendió a la Bundesliga anotando 164 goles en 42 partidos. Los bávaros, como también el Gladbach, eran un equipo formado por una base de talentosos jóvenes que apuntaban al éxito.

Y no tardaron en demostrarlo. El Bayern se alzó con la Copa de la RFA en su primera campaña al máximo nivel tras vencer por 4-2 al Duisburgo y repitió al año siguiente (4-0 ante el Hamburgo). Además, ganó la Recopa de Europa contra el Glasgow Rangers gracias a un tanto en la prórroga (1-0) de Roth, un centrocampista que siempre marcaba en los grandes partidos.

Ya sin Cajkovski en el banquillo, el también yugoslavo Branko Zebec hizo un cambio táctico decisivo. Desplazó a Beckenbauer, que por aquel entonces ya jugaba como centrocampista, hasta la defensa para que dirigiera el juego desde atrás. Tres años después, Helmut Schön aplicó la misma táctica en la selección de Alemania y comenzó a crear un bloque (mezclando jugadores del Bayern y del Borussia) que se alzaría con la Eurocopa de 1972, el Mundial de 1974 y sería finalista en la Euro’76.

 

En 1970, Udo Lattek se hizo cargo del Bayern. El técnico prusiano fue el elemento bisagra del duelo entre el conjunto muniqués, que le despidió en 1975, y el Borussia Monchengladbach, que le contrató ese mismo año para ocupar la plaza de Weisweiler, que se había marchado al Barça. Lattek ganó tres Ligas, una Copa de Europa y una Copa con los bávaros y dos campeonatos y una UEFA con los Potros.

Paul Breitner y Ulrich ‘Uli’ Hoeness, como Beckenbauer, también habían decidido fichar por el Múnich 1860, pero la llegada al Beyern de Udo Lattek -que había dirigido a ambos en la selección juvenil alemana- les hizo cambiar de opinión.

Dettmar ‘El profesor’ Cramer fue quien se hizo cargo de las riendas del Bayern de Múnich en 1975. Su llegada fue a petición de un Franz Beckenbauer que ya no era solo un jugador. El Kaiser no olvidaba como Cramer le dio ayudó en 1963 a superar uno de los momentos más complicados de su vida.

Antes de debutar como profesional, a Franz estuvieron a punto de echarle del equipo y le apartaron durante varios meses de la selección alemana juvenil. Con 18 años había dejado embarazada a su novia y se negó a casarse con ella, lo que muchos tacharon de inmoral. Pero Cramer, que ejercía de técnico en la Federación, medió a su favor. El joven Beckenbauer pudo regresar a la Mannschaft tras aceptar compartir habitación con el entrenador durante las concentraciones.

El Bayern se había alzado con la primera Bundesliga de su historia en 1969. Ese era el primer torneo de la regularidad que conseguía en 37 años. Y mientras el club bávaro crecía y crecía, Hennes Weisweiler iba construyendo un equipo igualmente temible con el genial Gunter Netzer como organizador, los efectivos Heynckes, Laumen y Rupp en ataque y Berti Vogts y Herbert Wimmer como encargados de las labores más oscuras.

A las órdenes del entrenador de Colonia, el Borussia Monchengladbach se alzó también con la Copa en la temporada 1972/73, curso en el que se proclamó subcampeón de la UEFA tras perder la final contra el Liverpool (años más tarde, en 1977, se repetiría el duelo en la Copa de Europa, que también se llevaron los británicos). La última campaña de Weisweiler al frente de los Potros (74/75) destaca como la mejor de la historia del equipo renano, ya que conquistó la Bundesliga y se convirtió en el primer club alemán que ganó la Copa de la UEFA.

 

El Gladbach fue también el primer equipo capaz de revalidar la Liga en dos años consecutivos (1970 y 1971). El segundo título, además, lo logró en dura pugna con el Bayern. En la última jornada, Beckenbauer y los suyos lo tenían todo a favor. Eran líderes y se medían al Duisburgo, que no se jugaba nada. Pero las Zebras no tenían pensado ser un convidado de piedra. Apoyado por 34.000 espectadores que no pararon de abuchear al Bayern, el equipo azul y blanco se impuso por sorpresa con dos goles de Rainer Budde. El Borussia, por su parte, se impuso con claridad en Francfort (1-4) y acabó ganando la Liga con dos puntos de ventaja.

El Bayern de Múnich era un equipo sensacional pero no caía demasiado bien fuera de Baviera. Así, su pulso con el Monchengladbach dividía simbólicamente la RFA. Mientras el primero simbolizaba el conservadurismo del viejo sur católico, el segundo era el reflejo del cambio y la modernidad por el que apostaba el norte protestante y liberal. Entre 1968 y 1977 se repartieron todas las Bundesligas. La última, además, se decantó del lado de los Potros gracias a un empate a dos en casa del Bayern.

El conjunto que lideraba Beckenbauer era un equipo al que el público consideraba pragmático y aburrido. El Borussia jugaba con libertad, siempre al ataque. Aunque las etiquetas, como siempre, no reflejan del todo la realidad. Resulta que el Bayern era un equipo más goleador y que también encajaba mas tantos. Y el primer título de Liga del Gladbach (que aún hoy es el segundo club alemán con más títulos en el torneo de la regularidad) fue en buena parte gracias a la defensa, donde destacaba Berti ‘Perro de presa’ Vogts, que mantuvo su portería a cero en 13 partidos.

La Copa Intercontinental de 1976 fue el último trofeo que alzó aquel memorable Bayern de Múnich. Breitner ya se había ido al Madrid en 1974 para escapar de su tensa relación con Beckenbauer. El propio Kaiser se marchó al Cosmos de Nueva York en 1977, Hoennes jugó en 1978 su último partido con los bávaros con solo 26 años, lastrado por una lesión de rodilla de la que nunca se recuperó, y Müller se marchó a quemar sus últimos cartuchos en los Fort Lauderdale Strikes en 1979. Maier, el Gato de Anzing, dominó su área hasta que un accidente de tráfico acabó con su carrera en 1979 a los 32 años de edad.

El Gladbach, sin Netzer desde que se marchó al Real Madrid en 1973, se apoyó en Rainer Bonhof, Uli Stielike y los daneses Henning Jensen y Allan Simonsen para alargar un poco más su sueño del Gladbach. El Borussia fue subcampeón de Europa y de la Intercontinental en 1977 (por la renuncia del Liverpool a enfrentarse con Boca Juniors) y ganó de nuevo la UEFA en 1979, derrotando al Estrella Roja. En 1980 fue finalista, pero cayó frente el Eintracht de Francfort en la primera temporada de Jupp Heynckes como técnico de los Potros.

 

* David Ruiz Marull es periodista. En Twitter: @DavidRuizM

– Fotos: http://twb22.blogspot.com.es




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