"La audacia tiene genio, poder y magia. Comienza ahora, ponte en marcha”. Johann W. Von Goethe
“¿Sabe cuál es la diferencia entre un perro guardián y un perro feroz? Usted pone un perro feroz delante de la puerta de su casa y vienen dos ladrones. Al primero que se le acerca, el perro feroz le ladra y se le tira encima. El ladrón corre, el perro va tras él y se aleja de la puerta. El otro ladrón entra y le roba. En cambio el perro guardián le ladra al primer ladrón , pero vuelve a custodiar la puerta, no la abandona. ¿Me entiende? El perro guardián es el que marca en zona, el otro prefiere la marca al hombre”. César Luis Menotti
Son innumerables las ventajas de la defensa en zona:
Se pueden mencionar más cosas, pero no es mi objetivo en este trabajo. La defensa en zona habla de los espacios, de los compañeros, del balón y de las porterías como referencias de posicionamiento del bloque defensivo. Obvia algo que considero fundamental: los adversarios. Nuno Amieiro, autor del libro Defensa en zona en fútbol, comenta que si se tienen en cuenta las referencias de posicionamiento comentadas, el rival poseedor por arrastre se verá con dificultades para actuar. Estoy de acuerdo. Los rivales que se encuentren en zona de balón tendrán dificultades. Pero en fútbol, y más desde la irrupción del juego de posición, la importancia de los alejados es indiscutible. Esos alejados que la defensa en zona no tiene en cuenta, y que tal vez cuando el bloque haya basculado, ya hayan hecho de las suyas.
“Hay que cubrir zonas como base del juego defensivo, hay que ser más “perro guardián” que “perro feroz”, pero puntualmente hay que anular al atacante, hay que evitar que convierta ese último balón que va a ir dirigido a nuestra portería. Se está perdiendo esa faceta, se está olvidando la responsabilidad individual. Hay que trabajar en busca de este equilibrio, de esa sapiencia táctica del defensor para discernir cuándo debe ocupar territorio y cuándo debe anular/perseguir rivales”. Juanma Lillo
La magnánima influencia que tienen las modas provoca el destierro de todo lo anterior. Un destierro que casi siempre se produce sin haber formulado las preguntas mágicas: ¿por qué? ¿Para qué? Se cambia de actuación sin entender el nuevo modo de actuar, ni tampoco por qué se dejó el anterior. Aceptamos dogmáticamente. Necesitamos gente que cuestione las cosas. El paso de la defensa al hombre a la zona hizo que se olvidase por completo la antigua forma de hacer las cosas, la defensa individual. Parece que la existencia de una moda exige repugnar lo que anteriormente se hacía y olvidarlo por completo. Ni la moda está llena de virtudes ni lo antiguo de defectos (si antes se hacía así, será por algo, alguna virtud tendría).
La defensa al hombre no me parece correcta como tal, aunque en algún caso me puede parecer utilizable. Creo en una defensa activa, no en una reactiva. Pero, ¿acaso una defensa activa no puede usar medios reactivos? Obviamente no serán los medios que dirigirán el proceso defensivo, pero sí son medios que utilizándolos circunstancialmente nos ayudarán a defender bien.
Para mí, los medios defensivos reactivos son aquellos que focalizan la atención en el adversario, porque en esa situación del juego, es la verdadera amenaza. Cada jugador debe entender que tiene un par al que, como mínimo, debe vigilar; un opositor directo al que no debe permitir jugar cómodo. Esa vigilancia puede suponer no bascular al lado fuerte en exceso, ya que la amenaza en lado débil, por quiénes allí se encuentran, puede ser mayor que en lado fuerte, por ejemplo. Una no basculación que la defensa en zona pura defendida por Nuno Amieiro no defendería, por no respetar la reducción de espacios. También puede suponer el marcaje individual mientras se compensa cuando nuestro equipo tiene balón, o los marcajes individuales ante centros laterales. Los espacios son creados (o simplemente aparecen), y ocupados y aprovechados (por los jugadores). Vigilar a los sujetos que pueden ocupar espacios puede ser tan efectivo como reducir los mismos espacios.
Hay otros medios, como los deslizamientos (seguir al opositor para imposibilitar que intervenga en el juego) o los cambios de oponente –que proceden del balonmano, que también dan prioridad al adversario y no tanto al balón o a los espacios– que me parecen fundamentales para poder defender exitosamente. Mientras que los cambios de oponente favorecen mantener la estructura defensiva organizada sin por ello perder la atención en los oponentes, los deslizamientos sí pueden afectar a la estructura de nuestro bloque, aunque la atención sobre los rivales será mayor. Los deslizamientos son muy utilizados para contrarrestar desmarques de ruptura a la espalda de la línea de defensas o desmarques de apoyo de hombres adelantados, para que no se giren. Los cambios de oponente, generalmente, se utilizan ante desplazamientos horizontales o diagonales, con o sin balón, que suponen el cambio de carril (fuera-dentro).
La mejor forma de defender, sin ninguna duda, me parece la activa, la zonal (la defensa en zona también puede ser pasiva, con activa me refiero a la zona presionante), pero creo que debe ser utilizada con algunos medios reactivos. Si el fútbol es de los futbolistas, me parece osado obviar a once de los veintidós que juegan. Los que ocupan espacios y meten goles son los jugadores, así que utilizar medios que se centren en ellos no me parece ilógico.
Yo protegería mi casa con once perros guardianes, jamás con once perros feroces. Eso sí, me gustaría que mis perros guardianes supiesen actuar como feroces si la situación lo requiriese. No querría perros que sólo ladrasen y asustaran. Me sentiría más seguro si fuesen a atacar al ladrón sin dejar la puerta desguarnecida. Perros que persiguiesen al intruso si fuese necesario, pero que supiesen que lo primordial es proteger la puerta.
* Enric Soriano.
– Foto: EFE
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