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Marruecos, potencial por explotar

por el 17 octubre, 2013 • 6:01

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Cuando uno echa la vista atrás en la historia del fútbol africano, es inevitable acordarse de la Marruecos del Mundial’86. El combinado marroquí logró en aquella ocasión ser la primera selección árabe en pasar una fase de grupos de un mundial, por delante de Inglaterra, Portugal y Polonia. Sin embargo, los que, como yo, vamos viejos pero no tanto, empezamos a escribir nuestra propia autobiografía sobre fútbol marroquí en plena década de los noventa. Tanto Estados Unidos como Francia, los mundiales que marcaron mi infancia y gran afición por el fútbol, contaron con la presencia de la selección norteafricana. Seguro que muchos aún recuerdan los nombres de El Khalej, Nourreddine Naybet, Chaouch, Hadji, Hassan Kachloul; o los Chiba, Hadda Kamatcho, Chippo, Bassir, Ouakili y Rokki que en el 98 sólo quedaron fuera en la fase de grupos por una tardía remontada noruega frente a Brasil. Además, la relación de los internacionales marroquíes con la liga española siempre fue interesante: siete de los anteriormente mencionados jugaron en España.

Pasó 1998 y el mundo no ha vuelto a ver a la selección marroquí en un mundial. Los años de Henri Michel, los de mayor estabilidad de la selección nacional, terminaron en el 2000. Humberto Coelho pasó a ser el seleccionador marroquí y en la fase de clasificación para el mundial del 2002 el sorteo les emparejó en un grupo complicado, donde Argelia y Egipto, rivales a priori difíciles, se vieron superadas por la mejor Senegal de la historia. El 14 de julio del 2001, Senegal superó a Marruecos por 1-0 con gol de El Hadji Diouf y enterró las opciones de mundial de un equipo aún integrado por las estrellas del 98.

La Copa África del 2004 iba a devolver a Marruecos a su lugar en el fútbol africano. De la mano de Badou Zaki, la selección consiguió su mejor posición histórica en el máximo torneo continental, con un segundo puesto tras perder frente a Túnez. Fouhani, Regragui, Naybet, Karkouri, Roumani, Kissi, Ouaddou, Sabri, Hadji, Mokhtari y el joven Chamakh fueron los jugadores que estuvieron a punto de dar a Marruecos su primer título continental.

Desde entonces, pocas luces y bastantes sombras se han cernido sobre la selección. La participación en Copas de África ha sido muy discreta (incluso se quedó fuera de la misma en el 2010) y ni Alemania ni Sudáfrica contaron con la presencia mundialista marroquí. En octubre del 2005, de nuevo Marruecos se jugaba todo o nada con Túnez, como ocurriera años antes frente a Senegal. En su visita al estadio de Rades sólo valía ganar para lograr la clasificación. Chamakh adelantó a Marruecos con un remate a placer con la zurda; empató Túnez de penalti y posteriormente Talal Karkouri tras un saque de esquina acercó a Marruecos al mundial. En la segunda mitad, un centro envenenado desde la izquierda no pudo despejarlo Karkouri sobre la línea: Marruecos se volvía a quedar fuera del mundial en la jornada decisiva. Menos dolorosa fue la eliminación del 2010: sólo tres puntos en un grupo compuesto por Camerún, Togo y Gabón, y el consiguiente adiós, como mencionamos anteriormente, a la CAN de ese año.

ÚLTIMOS AÑOS DE TRAVESÍA POR EL DESIERTO

Este contexto tan gris de la última década se ha confirmado en los últimos años. Cada vez con mayor potencial, la diáspora por toda Europa ha hecho surgir numerosos talentos de raíces marroquíes en ligas potentes de Europa. En algunos casos, los jugadores han decidido optar por otros colores, como el caso más reciente de Zakaria Bakkali o, hace unos años, Nacer Chadli, que incluso había jugado un amistoso con Marruecos; pero a la selección se han ido sumando jugadores como Boussoufa, Carcela-González, Taarabt, Labyad o Belhanda que, por nombre, han convertido al equipo marroquí en uno de los más atractivos del fútbol africano. El resultado, sin embargo, no ha sido positivo. ¿Qué ocurre en el fútbol marroquí?

En julio de 2010, la federación marroquí se decantó por el belga Erik Gerets para dirigir a una selección con nombres cada vez más conocidos en el panorama futbolístico europeo. La fase de clasificación a la Copa África 2012 no se complicó en esta ocasión y Marruecos llegó a la cita de Guinea Ecuatorial y Gabón como una de las favoritas para el gran público. Al menos, sus jugadores eran conocidos y su frente de ataque no tenía nada que envidiar a ninguna selección. En el grupo esperaban una Túnez clasificada de rebote, la anfitriona Gabón y una de las selecciones más débiles de la cita, Níger. El partido de Túnez era clave, pues la selección que perdiera saldría muy tocada para el cruce frente a Gabón, anfitriona y a la que le valdría el empate. Marruecos perdió ante Túnez e hizo lo propio frente a Gabón. Difícil de digerir una eliminación tan precoz teniendo en cuenta los jugadores que Eric Gerets puso en liza en aquel torneo: Mehdi Benatia, Kharja, Boussoufa, Younes Belhanda, Amrabat, Adel Taarabt, Carcela, Aissaidi o Marouane Chamakh, todos con experiencia en el fútbol de primer nivel. Sólo fueron capaces de ganar a Níger por la mínima. Pese al fracaso, hubo un voto de confianza a Gerets con la clasificación para el mundial de Brasil y una nueva CAN al año siguiente. La primera fue en la frente: un empate en Gambia dejó a Marruecos a merced de Costa de Marfil para el resto de partidos del grupo. Ni la aparición de nuevos jugadores como Ait Fana o Abdel Barrada fue suficiente para que Marruecos no sumase otro fracaso más. Pese al empate sobre la bocina ante Costa de Marfil, la clasificación se complicó en exceso. La era Gerets no podía terminar de otra forma que no fuera con un estrepitoso fracaso. En la ida de la clasificación para la CAN, Mozambique derrotó 2-0 a Marruecos, dejéndolo con pie y medio fuera del torneo continental. La federación actuó por fin y el entrenador belga dijo adiós a un proyecto que había sido un fracaso absoluto.

Pese a que Badou Zaki partía como candidato para ocupar el banquillo, iba a ser Rachid Taoussi el técnico que cogiera los mandos de Marruecos. Un doble reto complicado tenía por delante: remontar ante Mozambique y llegar con vida a la visita frente a Costa de Marfil en la última jornada de clasificación. Entre los logros de Taoussi estaban el campeonato africano juvenil de 1997, que consiguieron hombres como Sektioui, Chippo, Sabri o Adil Ramzi, y el buen hacer con equipos locales como el Maghreb Fés, con el que sorprendió en competiciones continentales capitaneando una nave en la que destacaban Abourazzouk, Chitibi y Anas Zniti, a los que no dudó en atraer hacia la selección. Además, había vivido de cerca algunos de los mejores años de la selección, siendo técnico asistente de Henri Michel. Su conocimiento del fútbol local llevó a una de las selecciones marroquíes con mayor porcentaje de jugadores de la primera división del país de los últimos tiempos. El 4-0 frente a Mozambique generó ilusión además de significar la presencia de Marruecos en la fase final de la Copa África 2013 de Sudáfrica. Pero pronto las polémicas salieron a flote entre los jugadores y el cuerpo técnico, cobrando forma principalmente en el desencuentro entre el seleccionador y el centrocampista Adel Taarabt. Estos problemas se iban a tornar en la extrañísima convocatoria que Rachid Taoussi se sacó de la manga para la cita de Sudáfrica. En casa se quedaron el propio Taarabt, Mbark Boussoufa, Mehdi Carcela, Mounir El Hamdaoui, Marouane Chamakh o el joven Zakaria Labyad, entre otros, entrando varios jugadores prácticamente desconocidos. Ttres empates ante Angola, Cabo Verde y Sudáfrica volvieron a mandar a casa a Marruecos en la primera fase.

Pero la gota que colmó el vaso de la decadencia marroquí en los dos últimos años fue la visita en marzo a Tanzania. Allí, Marruecos enterró toda opción de estar en el mundial perdiendo 3-1 en un partido en el que la actitud de los jugadores rozó lo bochornoso, tras una convocatoria de nuevo muy extraña protagonizada por Taoussi.

Sin mundial y con polémicas, el crédito de Rachid Taoussi se ha agotado y esta misma semana se ha anunciado que no continuará al frente de la selección, regresando a su anterior equipo, el AS FAR (equipo de las fuerzas armadas marroquíes). El sustituto dependerá del resultado de las elecciones en la federación marroquí. Según señala en su muro de Facebook Fútbol Marroquí: “Los dos candidados a la presidencia de la federación tienen ya asignado el nuevo seleccionador. Si gana Faouzi Lakjaa, el seleccionador será Aziz El Amri; mientras que el otro candidato, el presidente del Wydad Akram, contratará a Badou Zaki si es elegido como presidente de la nueva federación”.

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NUEVOS RETOS

Sin partidos oficiales de clasificación en los próximos meses (aún falta tiempo para el comienzo de la clasificación para la próxima CAN), el primer reto del nuevo seleccionador es devolver la armonía a un grupo cuyo potencial es indudable. Si el entrenador consigue volver a reunir, y unir para la causa, a Taarabt, Labyad, Aissaidi, El Hamdaoui, Chamakh (que recupera poco a poco el nivel en el Crystal Palace), Amrabat, El Arabi, Obbadi, Adbel Barrada, Belhanda, Mehdi Benatia, Bergdich, El Adoua y El Kaoutari y devolver a la selección a Carcela, Boussoufa, Ait Fana o El Ahmadi, el roster de talentos que juegan en Europa colocará a Marruecos en la cima del panorama futbolístico africano.

Quizás el exceso de talento foráneo no sea un bien y sí un mal endémico en los últimos años para el fútbol marroquí. Para ello, el nuevo seleccionador podrá echar mano de jugadores locales de una liga, la Botola Pro, que crece cada vez más, siendo una de las mejores del continente. Sus exportaciones así lo muestran, y en el último año, la marcha de Abderrazak Hamdallah y Youssef Kaddioui ilustran este potencial local. El primero debe tener continuidad en la selección, pues ha rendido siempre que se le exigió. De aparición fulgurante en el modesto Olympic Safi, actualmente es el máximo goleador en la liga noruega. Con 23 años, es posible que pronto le veamos en una liga más importante. En el caso de Kaddioui, ha sido el fútbol catarí el que le ha sacado del país. Jugador de tres cuartos, técnico y con precisión milimétrica en el golpeo; ha sido uno de los protegidos de Taoussi durante su mandato.

Nada mejor que la CHAN para poner a prueba el talento autóctono. Competición preciosa, se trata de una Copa África al uso, pero con la salvedad de que sólo pueden jugar en ella jugadores que pertenecen a clubes del continente africano. Contra pronóstico, Marruecos eliminó a Túnez y estará a comienzos de 2014 en Sudáfrica. Allí tendrá un buen escaparate para que algunos jugadores presenten su candidatura a defender la camiseta de la selección A, más aún si el nuevo técnico no consigue solventar los problemas con algunas de las grandes estrellas. Jóvenes defensores como el lateral Noussir, Mohamed Aberhoun o dos muy buenos centrales como Oulhaj y Chagou (ambos formaron una pareja insuperable en el Difaa El Jadida); en el centro del campo, Saïdi, Fettah, Bemaamar, Mehdi Namli o el playmaker Aqqal; y en ataque, dos jugadores con un tremendo potencial y cuya presencia en Europa es más que probable: Abdelilah Hafidi (1992), extremo zurdo que ya estuvo en la CAN, y Zakaria Hadraf (1990), polivalente (puede jugar en cualquier posición de ataque) y con mucho menos nombre del que merece por sus últimos años en el Difaa. Todos ellos están en posición de opositar para una plaza en el nuevo proyecto de Marruecos y de demostrar que no sólo hay potencial en los jugadores esparcidos por toda Europa. Zouhair Feddal, exjugador del Espanyol, ha sido el último en abandonar la Botola Pro camino de Italia tras un gran año en el FUS Rabat.

Los jóvenes Essaiydi, Adnane Ouardy o Hicham Khaloua, la perla del Almería, vienen pegando fuerte desde abajo. Marruecos tuvo un buen pasado, tenía un presente aún mejor que no consiguió explotar y tiene un futuro que quizás supere el talento de estos últimos años. Sin duda, no debemos olvidarnos de su presencia pese a que las grandes citas no hayan disfrutado del talento marroquí desde hace unos cuantos años. Pongamos el contador a cero para una nueva Marruecos.

* Javier Martín.

– Fotos: AFP




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