"La clave del éxito no es jugar como un gran equipo, sino jugar como si el equipo fuera una familia". Stephen Curry
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Tanto Napoli como Olympique de Marsella llegaban a la cuarta jornada de la Liga de Campeones con la necesidad de ganar. Los italianos, para mantenerse firmes en la lucha por el liderato junto a Arsenal y Dortmund, y los franceses, para no caer eliminados.
El conjunto entrenado por Rafa Benítez partió de inicio con su habitual esquema de 4-2-3-1 con Hamsík e Insigne en el banco en favor de Pandev y Mertens como principal novedad. Los hombres de Élie Baup, con el mismo esquema táctico que sus rivales, presentaron varias alternativas sobre el campo en busca de un cambio en su mala racha (cinco partidos seguidos perdidos). Valbuena salió pegado a banda izquierda y A. Ayew jugó detrás de su hermano como segundo punta. El joven Thauvin le ganó la partida a Payet en la derecha y los habituales titulares Imbula y Mendy cedieron su puesto a Cheyrou y J. Ayew respectivamente. Además, el Marsella contaba con las sensibles bajas en la zaga de Lucas Mendes y Fanni que tanto están pesando en la Ligue 1.
El Napoli se sabía mejor que su rival y por eso salió muy desubicado en el campo. La intensidad y concentración que mostraron en Vélodrome quedó evidentemente olvidada a los diez minutos cuando un cabezazo de A. Ayew tras un saque de equina de Thauvin hizo saltar la sorpresa en el San Paolo.
Incluso cuando le dieron la vuelta al encuentro con el 2-1, el Marsella continuó estando cómodo sobre el terreno de juego. Fruto de la relajación defensiva, Thauvin le ganó la cartera en el segundo palo a Armero para poner de nuevo las tablas en el marcador. Pese a la victoria por 3-2, Benítez deberá concienciar al equipo para las próximas citas.
La imagen del Olympique no fue mala y en todo momento estuvo dentro del partido. Las asociaciones entre Thauvin, Ayew y Valbuena y las incorporaciones de Cheyrou desde la segunda línea crearon peligro en la portería de Pepe Reina. La entrada postrera de Payet fue un revulsivo, y de su asistencia nació el empate.
Sin embargo, los problemas atrás son evidentes, y tan solo N’Kolou, de los cuatro de la línea defensiva, es indiscutible para Élie Baup. Una tara demasiado grande para la Champions, ya que los errores defensivos han sido una constante en la competición. El nivel de Diawara ya no es el mismo y Morel y Abdallah tenían una difícil noche ante Mertens y Callejón.
La diferencia entre un equipo y otro se llama Gonzalo Higuaín. El argentino, sin hacer un gran partido, anotó dos goles de oportunista gracias a sus buenos demarques. El primero, fusilando a Mandanda tras un rebote que le cayó del cielo, y el segundo, a placer tras asistencia de Mertens para poner el 3-2 definitivo. Anteriormente Inler había anotado el empate a uno con un golazo desde fuera del área.
Benítez tenía claro que iba a jugar a buscar la espalda de la defensa francesa. Por ello apostó por Pandev, especialista en segundas jugadas, y decidió que por el centro el balón no iba a pasar. Hasta en cinco fueras de juego cayó el Napoli buscando, con diagonales, a sus atacantes en las bandas. De ahí nacieron dos de los goles napolitanos.
El Olympique de Marsella dobló a su rival en disparos a puerta, pero al Napoli le bastaron cuatro para marcar tres. Con Gignac en el banquillo, los marselleses lo intentaron en todo momento, pero sus dos goles vinieron por sendos errores en la marca de los rivales. De hecho, en los últimos compases del encuentro Insigne pudo haber marcado el cuarto, pero la madera lo evitó.
Gracias a esta victoria, el conjunto del sur de Italia viajará a Dortmund con la ventaja de tres puntos por encima de su próximo rival. Por su parte, el Marsella cae eliminado de la fase de grupos y con cero puntos debe esperar un milagro para entrar en la Europa League.
* Marc Pons es periodista.
– Foto: AFP
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