"La clave del éxito no es jugar como un gran equipo, sino jugar como si el equipo fuera una familia". Stephen Curry
No ha sido un buen año para Franck Ribéry. En el aspecto deportivo quizás sí: ganador de la liga con su Bayern y finalista del Balón de Oro, finalmente en manos de Cristiano Ronaldo. En lo personal, no. Demasiadas lesiones, demasiados contratiempos que le impidieron rendir como se espera de él en la semifinal de Champions contra el Real Madrid. Ahora quizás se sabe el motivo: su columna y los problemas que de ella se derivan. Ya desde Navidad comenzó el calvario. Inicialmente fue tratado mediante inyecciones, presumiblemente de antinflamatorios, para que pudiera competir. La mala suerte hizo que una de ellas se infectara, provocando un abceso en el glúteo del que tuvo que ser operado en febrero. Demasiadas inyecciones y forzar sin descanso han provocado que su cuerpo y su mente tiren la toalla. El cuerpo, en forma de hernia discal, y la mente, en forma de fobia a los pinchazos. Todo esto ha provocado un desencuentro entre los dos galenos que cuidan a Ribéry, el Dr. Le Gall, médico del Lille y de la selección francesa, y el Dr. Müller-Wohlfahrt, a su vez del Bayern y de la selección alemana. El resultado es que el extremo francés se ha tenido que bajar del barco del Mundial debido al dolor y a no querer ser tratado mediante inyecciones, como se ha hecho durante todo el año.
La columna es una región anatómica que se lesiona con relativa frecuencia en el deporte. Y no todas las disciplinas predisponen de la misma manera. Los que más predisponen a provocar lesiones en la espalda son las llamados deportes de impacto, que son aquellos en los que debido a saltos, giros o malas posiciones se produce la sobrecarga en los discos, sobre todo en los lumbares, y aparece la lesión. Entre las destacadas encontramos el fútbol, baloncesto, voleibol, tenis o ciclismo. Últimamente el fútbol se lleva la palma, con casos como los de Santi Cazorla, Yaya Touré, Higuaín, Bale y ahora Ribéry.
La columna lumbar está formada por cinco vértebras. Entre cada una hay un disco que es una especie de almohadilla cuya función es amortiguar las cargas o los impactos, como si fuera un amortiguador. El envejecimiento del disco intervertebral provoca un descenso en la altura de la columna con una tendencia a la migración hacia atrás de dicho disco, debido a que dicha almohadilla ha perdido agua y elasticidad, y con ello su capacidad de amortiguar los pesos y las cargas. Esto provoca un estrés en las carillas articulares de la columna y un envejecimiento prematuro de la misma. Más del 90 % de los cuadros de hernia tienen lugar en dirección posterolateral a nivel de las vértebras L4-L5 y L5-S1, con la consiguiente compresión de los nervios correspondientes L5 y S1. La que afecta a Ribéry, según informaciones de la prensa francesa, es a nivel L4-L5.
El dolor en la parte baja de la espalda (lumbalgia), asociado o no a dolor en la pierna, es muy frecuente. Dicho dolor es causado por alteraciones de las estructuras que forman la columna vertebral a ese nivel: los ligamentos, los músculos, los discos intervertebrales y las vértebras. Este dolor lo llamaremos agudo si dura poco tiempo, unos días o unas pocas semanas. El dolor se define como crónico si dura más de tres meses. La columna lumbar es el segmento final de la columna vertebral y la zona que soporta más peso. Por ello, las lesiones son más frecuentes.
El paciente nota dolor en la parte baja de la espalda irradiado a ambas nalgas o a una sola, pudiendo llegar por la parte posterior del muslo hasta el pie. Dependiendo del nivel donde se encuentre la hernia, así notará el dolor el paciente. El dolor se incrementa con actividades como levantar el peso, inclinación del peso hacia delante, estornudar, toser o sentarse, y disminuye con el reposo y el descanso en la cama, siempre y cuando se coloque una almohada debajo de las rodillas para mantener estas flexionadas. Cuando la raíz dañada es la L5, el dolor se irradia hacia el lado posterolateral del muslo, la parte posterior de la pantorrilla y la parte interna del pie. Cuando se afecta S1, la ciática muestra una distribución similar en el muslo y la pantorrilla, pero se irradia a la parte lateral del pie. Son muy característicos los episodios de dolor recurrentes, es decir, que el paciente al que inicialmente se le marca un tratamiento con corticoides intramusculares mejora de forma importante. Sin embargo, es muy frecuente que recidive el dolor si el paciente no modifica su actividad laboral o si sigue maltratando la espalda.
El paso siguiente es verificar si hay o no hernia discal mediante una resonancia magnética nuclear. Es interesante la realización de una Rx de columna para valorar y descartar la presencia de lesiones asociadas como tumores, fracturas o procesos reumáticos. Con ambas pruebas podremos valorar el tamaño de la hernia, si la hay, su localización y el daño a las estructuras vecinas. También es importante a la hora de planificar la posible cirugía.
La mayoría de los pacientes responden al tratamiento analgésico con antinflamatorios, relajantes musculares y reposo. Para reducir la presión del disco hacia la raíz, los pacientes suelen dormir de lado, evitando permanecer de pie o sentados. El tratamiento más eficaz consiste en inyecciones intramusculares de corticoides, los cuales provocan un efecto antinflamatorio muy potente. No conviene abusar repitiendo los ciclos de inyecciones: no más de dos o tres ciclos al año.
Cuando el dolor ha cedido de manera importante se puede complementar el tratamiento con fisioterapia. Su objetivo debe ser reducir la contractura muscular y aliviar la sintomatología.
Cuando han trascurrido al menos dos meses con tratamiento conservador a base de medicación y fisioterapia, y el dolor no ha remitido, podemos plantearnos varias opciones:
El objetivo de la cirugía es aliviar la presión. El procedimiento lleva consigo un pequeño raspado de las carillas posteriores de la vértebra llamada laminectomía, con la extirpación del fragmento discal que comprime. Nosotros realizamos esta técnica con una mini incisión, con anestesia raquídea (de cintura para abajo) y con una noche de hospitalización. El alivio de los síntomas es espectacular y el resultado es satisfactorio en el 85-90 % de los pacientes. Únicamente en el caso de 5 % de los pacientes intervenidos se aprecia una recidiva de la hernia. En ocasiones se puede colocar un dispositivo entre las vértebras afectadas a modo de soporte para que ayude al disco intervenido a la hora de cargar peso.
Cualquier paciente operado debe realizar un trabajo específico de fortalecimiento de la muscultura abdominal y paravertebral para evitar recaÍdas. El trabajo de fuerza controlado a nivel de core es fundamental para que no vuelva el dolor.
Ojalá Ribéry se recupere pronto, nadie merece sufrir dolor así.
* Antonio Ríos Luna es traumatólogo, maratoniano y autor del libro “Del sillón a la maratón”.
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