"El éxito se mide por el número de ojos que brillan a tu alrededor". Benjamin Zander
Borussia Dortmund / Fútbol / Alemania
Los primeros dos meses de competición del Borussia Dortmund han sido muy complicados. Especialmente en la Bundesliga, donde ha llegado a ocupar durante unas horas el puesto de colista. Es imposible reducir a una sola causa los males del equipo. Para complicar más aún el análisis, su trayectoria en la Liga de Campeones es diametralmente opuesta pues sus resultados han sido muy buenos, con pleno de victorias hasta el momento.
Es justo antes de analizar el ADN futbolístico del equipo mencionar las bajas que ha tenido desde el inicio de la competición allá por el mes de agosto. Son muchos jugadores clave en los últimos años los que no han podido ayudar al equipo. Ya está recuperando algunos, aún lejos de su mejor versión, por supuesto, pero al menos ya disponibles para estar en el once. Otros aún siguen fuera de combate, como Kuba Blaszczykowski y Marcel Schmelzer, que apareció en dos partidos pero no logra la continuidad deseada. Además de los citados, el equipo ha tenido que afrontar el principio de curso con las ausencias, más o menos prolongadas, de Gündogan (15 meses lesionado), Subotic, Hummels, Sahin, Reus, Mkhitaryan y Aubameyang.
El tema de bajas e incorporaciones tampoco se ha asumido de la mejor forma en lo que llevamos de Bundesliga. Lewandowski era mucho más que el ‘9’ del equipo. La influencia del polaco en el juego ofensivo borusser era cada temporada mayor y ahora mismo ninguno de los delanteros posee las características que tenía el actual delantero del Bayern. El retorno de Shinji Kagawa comienza a ser esperanzador, pese a que por el juego del equipo su rendimiento es intermitente y recibe el balón muy poco. La llegada de Ciro Immobile representa hasta el momento un combinado de luces y sombras. El colombiano Adrián Ramos tampoco es un ‘9’ puro y le cuesta realizar esa función, aunque en la circunstancia actual sea el que mejor podría realizar esa función.
Dejando claro que citar el capítulo de lesionados, bajas y nuevas incorporaciones no supone reducir las causas del mal funcionamiento del equipo a excusas, tampoco se puede analizar el juego del equipo sin hacerse eco de ellas.
Desde que el Borussia dDortmund de Jürgen Klopp comenzó a ser un gran equipo, las transiciones ofensivas han sido uno de sus puntos fuertes. Lo que ha ido perdiendo cada temporadas es la capacidad para mantener el balón y atacar bien cuando el rival le espera en su campo y le cede el balón. Antes de su llegada al Real Madrid, Nuri Sahin era el jugador que hilvanaba el juego ofensivo y además aportaba llegada a la frontal del área contraria. Cuando Sahin dejó el equipo apareció Ilkay Gündogan, un jugador que en su mejor versión es capaz de jugar en corto y en largo, manejar los tiempos de un partido y conseguir que su equipo sea poco previsible, porque puede moverlo para atacar defensas cerradas y lanzar un contragolpe con maestría si es preciso. Tras 15 meses lesionado, su incorporación no podía ser inmediata y, como era previsible, desde que se recuperó solo lo hemos visto con cuentagotas.
El Dortmund actual es un equipo que corre muchísimo, de eso no se puede dudar. Y sigue siendo un equipo muy rápido. De hecho en el verano de 2013 el equipo quiso dejar claro que la intención de Klopp era un viraje mucho más radical hacia un juego que dañase a sus rivales a la contra con las llegadas de Mkhitaryan, un jugador que conduce el balón a las mil maravillas en un contexto de contragolpe, y de Pierre Emerick Aubameyang, un futbolista con condiciones de velocista que aplica esa fortaleza cuando juega en banda o cuando lo hace en la punta de ataque.
Lo que ha ido perdiendo el equipo es su relación con el balón. Primero fue un viraje hacia un contexto más contragolpeador y a día de hoy es un conjunto que solo maneja ese registro si le dejan. En Europa está funcionando porque quizá sus rivales tienen una intención mucho más clara de dominar en campo contrario con la pelota y eso permite al Dortmund robar y salir a la contra, pero en la Bundesliga la mayoría de equipos le espera en campo propio y, por lo tanto, sus carencias son mucho más visibles.
En Champions, cuatro victorias en cuatro partidos, 13 goles a favor y 1 en contra. En la liga, disputadas las 11 primeras jornadas, ha perdido 7 partidos, con 12 goles a favor y 17 en contra.
No se trata de que la única forma de jugar sea manejar la posesión y establecerse en campo contrario, no es eso. Pero poco a poco el equipo es cada vez más previsible y más fácil de defender acortando metros al campo y cediéndole el balón. Y el conjunto de Klopp parece no tener respuesta a eso de momento. Las esperanzas pasan sobre todo por Ilkay Gündogan, pero el alemán aún parece muy lejos de su mejor versión, al menos de una versión que le permita comenzar a jugar con regularidad.
El Dortmund llegó a ser un equipo casi imparable con espacios, era capaz de atacarlos en tres pases con una contundencia demoledora. Pero las lesiones han ido minando también esa capacidad, aunque es previsible que con el paso de los partidos este aspecto del juego lo puedan recuperar, porque sí tienen los mimbres para ello, aunque falte la presencia de un lanzador. Lo que no parece tan claro es que el equipo encuentre los mecanismos para atacar mejor sin espacios, cuando se ve obligado a llevar la iniciativa. En ese sentido sigue siendo de noche en Dortmund.
En la portería, Romam Weidenfeller no pasa por su mejor momento. Ha mejorado en los últimos partidos, pero comenzó la temporada muy dubitativo y le está costando parecerse el guardameta fiable y de poco ruido que venía siendo en la últimas campañas, si bien ante el bayern en Múnich cuajó una actuación nuevamente superlativa.
En la línea de cuatro atrás el equipo tiene muchos problemas para poder repetir una misma defensa en dos partidos seguidos. Solo en la jornada 2 ante el Augsburgo, a domicilio, y en la tercera, ante el Friburgo en casa, han repetido los cuatro de atrás. Casualmente o no, han sido las únicas victorias consecutivas del equipo en lo que va de Bundesliga. En ambos partidos jugaron, de derecha a izquierda: Piszczek, Papastathopoulos, Subotic y Durm. En el resto de partidos, todas y cada una de las líneas de cuatro que ha dispuesto Klopp han sido distintas.
El equipo ha perdido su fortaleza ofensiva en los laterales. Schmelzer ha entrado en un par de partidos en el lateral izquierdo, pero a un nivel muy lejano al lateral que fue, y cuando juega Durm lo hace a pierna cambiada y por lo tanto en ataque aporta poca profundidad. Piszczek tampoco es el de sus mejores temporadas en la banda derecha.
La pareja de centrales ha ido rotando, pero en este equipo la pareja Subotic-Hummels se recitaba de memoria. Por distintos motivos solo han formado juntos de inicio en la derrota ante el Hannover 96 de la 9ª jornada. Hummels, ahora lesionado, está bastante mal. Se vio con la selección en Varsovia ante Polonia y ha quedado claro en todos los partidos de liga que ha podido disputar. Subotic anda lejos de su nivel de contundencia habitual. Para el equipo es grave a nivel defensivo y a nivel ofensivo, porque sin ellos el balón sale peor jugado desde atrás, lo que contribuye a que sea más difícil aún jugar en estático. Papastathopoulos y Ginter no tienen facilidad para salir con el balón jugado.
Hemos visto dos versiones tácticas en la zona de gestación de fútbol en este inicio de curso. Cuando Klopp apuesta por el hormigón, elige a Sven Bender y Sebastian Kehl. Con Sahin lesionado y Gündogan en proceso de recuperación, tampoco le han quedado muchas opciones. En el 4-2-3-1, la pareja Bender-Kehl, aunque solo sea a nivel defensivo, es la más fiable. Sin embargo, en Múnich ante el Bayern, ofreció una variante interesante. Formó con un 4-3-3 en ataque en el que Mkhitaryan arrancaba en la teórica posición de interior izquierdo. El armenio es un jugador más conductor que pasador, pero sin duda mejora el trato de balón en esa zona del campo.
En líneas generales, y con alguna excepción, el equipo pasa por un momento muy duro en el apartado de la gestación del juego en mediocampo.
En la línea de tres por delante de los mediocentros es donde el equipo acumula todo el talento. El regreso de Kagawa garantiza más capacidad técnica en esa zona. El japonés tiene buen pie para el regate y para habilitar a sus compañeros. El problema es que no recibe con la frecuencia que lo hacía en su primera época en la cuenca del Ruhr. Ha hecho partidos interesantes, pero el equipo necesita que reciba más y en mejores condiciones para aprovechar más y mejor sus virtudes. El otro bastión debe ser Marco Reus, que tampoco se ha librado de las lesiones. En el último partido disputado ante el Borussia Mönchengladbach se vislumbró bastante del jugadorazo que es. En buena lógica, y si el equipo mantiene el 4-2-3-1, Mkhitaryan o Aubameyang, en función de lo que se pretenda en banda derecha– aunque el gabonés sorprendió ante el Gladbach con un juego de espaldas que no había mostrado aún en el Dortmund jugando arriba en la punta–, Kagawa y Reus deberían formar la línea de tres que se consolidase en el equipo. Aunque hay variantes tácticas, como el 4-3-3 comentado antes de Múnich o el 4-4-2 que a veces adopta el equipo en fase defensiva, que pueden hacer variar los nombres.
Arriba, ninguno de los tres delanteros puede asumir el rol de Lewandowski como rematador y menos aún tienen la capacidad del polaco para tirarse atrás y ser un auxilio con sus controles de espaldas y capacidad para asistir hacia los costados o habilitar a la segunda línea entrando desde atrás. Immobile tiene mucha movilidad, es un delantero peligroso, pero de momento no se ha adaptado a lo que el equipo necesita. Aubameyang jugando de ‘9’ supone una amenaza al espacio porque en carrera es imparable, pero cuando se acortan los espacios se reduce su aportación. Adrián Ramos sí tiene algo más de posibilidades de ejercer un rol similar al de Lewandowski, pero no posee las características del polaco, por lo que a estas alturas su papel está sin definir claramente.
Este es el Borussia Dortmund tras casi dos meses y medio de competición. Es previsible que vaya a más, pero las debilidades de su fútbol ahora mismo son más evidentes que sus fortalezas. Es posible que las fortalezas puedan volver en su esplendor cuando el rival le permita mostrarlas. Lo que no parece tan claro es que pueda mejorar sus carencias.
* Alberto López Frau es periodista.
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