"Cada acto de aprendizaje consciente requiere la voluntad de sufrir una lesión en la propia autoestima". Thomas Szasz
Jugador mítico del fútbol francés y uno de los estandartes del gran AS Saint-Étienne de los años 70 y el París Saint-Germain de la década de los 80. Además, en la selección francesa vivió una esplendorosa etapa junto a Platini, Giresse o Tigana, con los que conquistó la Eurocopa de 1984. Nacido el 14 de enero de 1955 en Saintes (Francia), su puesto era el de extremo. Futbolista diestro, muy rápido, técnico y con un regate fantástico, podía jugar también a banda cambiada para trazar diagonales y explotar su preciso disparo. Durante su estancia en el Saint-Étienne se ganó el apodo de Ángel Verde.
Desde pequeño se interesó por el fútbol aunque entre sus otras aficiones estaban la literatura, la filosofía y una defensa enérgica de la paz. Sus primeras patadas a un esférico las dio en los conjuntos del Etaules y La Rochelle hasta que con 16 años el Saint-Étienne se lo llevó a su cantera. Allí jugó un par de años y en 1973 le llegó la oportunidad en el primer equipo en un choque frente al Nancy. No desaprovechó la circunstancia y lo que vino a continuación fue una excelente trayectoria deportiva en la que pudo alzar numerosos títulos.
Los primeros llegaron en 1974 y 1975, temporadas en las que el cuadro verde conquistó la liga y confirmó su superioridad en el balompié francés sobre Nantes y Olympique de Marsella. Sin embargo, la participación de Rocheteau en estos entorchados no fue muy alta. La primera gran lesión de su carrera se la produjo el defensor del Lyon Bernard Lhomme en 1974 y apenas pudo jugar cuatro partidos en cada uno de esos dos cursos.
Fue a partir de la temporada 1975-1976 cuando se recuperó y comenzó a ser una pieza básica del conjunto dirigido por su compañero Robert Herbin. Nombrado jugador revelación del campeonato francés, realizó una brillante campaña en la que el Saint-Étienne volvió a revalidar el título de liga y se proclamó subcampeón de Europa. Era un equipo en el que además del extremo sobresalían hombres como Beretta, Ćurković, Piazza, los hermanos Revelli, Hervé y Patrick, Larios o Janvion. Eliminó primero al KB danés y luego al Rangers con un tanto de Rocheteau en la vuelta. En cuartos le esperaba un duro rival, el Dinamo de Kiev de Blokhin. La ida fue un palo para los intereses verdes: derrota por 2-0. Sin embargo, en el choque de vuelta, con una atmósfera fantástica en Geoffroy-Guichard igualaron el resultado durante los 90 minutos y Rocheteau culminó la remontada en la prórroga tras marcar a pase de Herbin. A continuación superó al PSV en una semifinal apasionante, pero en la final, el Bayern de Beckenbauer le derrotó por la mínima. El Ángel Verde no estuvo en condiciones óptimas de disputar el choque, tras lesionarse frente a los neerlandeses. Salió en el minuto 83 y puso en jaque a la defensa bávara, pero el resultado permaneció inalterable.
El ciclo glorioso verde concluyó un año más tarde, el Sain-Étienne ganó la Copa de Francia. En la competición doméstica, esta vez quedó muy lejos del Nantes y ocupaó la quinta posición. Pero en el torneo copero, Auxerre, Rouen, Sochaux y Nantes fueron sus víctimas, antes de doblegar en la gran final al Stade de Reims por 1-2.
Rocheteau continuó dos temporadas más siendo uno de los bastiones del equipo (en la 1978-1979 anotó 24 goles, su cifra más alta) pero con la llegada de los años 80 decidió tomar un cambio de rumbo y fichó por el PSG. Una de las razones fue su cada vez más deteriorada relación con la directiva verde, pese a que el técnico Herbin confiaba en él y siempre se opuso a su traspaso. Aterrizó en París como una de las estrellas de la escuadra capitalina y pasó a jugar en muchas ocasiones como delantero centro.
Su trayectoria siguió siendo exitosa y se convirtió en un punta con magníficos números de cara a puerta. En la campaña de su debut llegó hasta los 18 goles y mantuvo esos guarismos las dos temporadas siguientes, en las que amplió su palmarés con dos Copas de Francia. El PSG, en el que tuvo como compañeros a Baratelli, Luis Fernández, Bathenay, Sušić o el argelino Dahleb, logró dos torneos del KO muy meritorios después de vencer en la final a dos grandes escuadras como el Saint-Étienne y el Nantes. Ante los verdes, en 1982, Rocheteau forzó los penaltis con una diana en el minuto 120. Y frente a los canarios, en 1983, el PSG se hizo con el triunfo por 3-2 en un precioso choque.
Su única espina por entonces era conseguir ser campeón de liga con los capitalinos, y aunque costó, lo consiguió en el año 1986. En un curso en el que tuvo mucha continuidad y apenas lesiones, marcó 19 goles en liga y fue uno de los jugadores clave para levantar el trofeo. El PSG mantuvo una bonita pugna con el Nantes que se decidió en las últimas jornadas. Con tres puntos de diferencia, se hizo con un título que no había logrado hasta entonces.
Al año siguiente participaron con mucha ilusión en la Copa de Europa, pero el batacazo fue tremendo. En la primera ronda, el Vitkovice de Checoslovaquia le eliminó y no volvió a levantar cabeza en todo el curso. Rocheteau tuvo una campaña discretísima y en el verano de 1987 abandonó la entidad parisina con destino el Toulouse.
El equipo del Alto Garona, que militaba en la D1, disfrutó un par de temporadas de los regates y los goles de el Ángel Verde hasta que en 1989, con 34 años, puso fin a su carrera deportiva después de un partido en el Racing Club.
Con la selección francesa fue internacional durante una década, llegando a disputar 49 partidos y a marcar 15 goles. Su primera oportunidad con les bleus le llegó con apenas 20 años. Francia estaba inmersa en la clasificación para la Eurocopa de 1976 y Stefan Kovacs lo convocó para un choque ante Islandia en Nantes. Los locales se impusieron por 3-0 y Rocheteau jugó el partido completo. A continuación también participó en los partidos ante la RDA y Bélgica, pero el cuadro francés concluyó en tercera posición de su grupo y no logró el billete para el torneo continental.
A partir de 1976 se hizo cargo del puesto de seleccionador el mítico Michel Hidalgo, que también incluyó a Rocheteau entre sus habituales. Francia tuvo como rivales en la búsqueda de un billete para Argentina 1978 a Irlanda, Bulgaria y Albania (finalmente se retiró). El extremo disputó los dos partidos ante los irlandeses y uno ante los búlgaros y ayudó con un tanto a que Francia certificase su presencia en suelo argentino. Ese gol no fue el primero en el equipo nacional, puesto que a principios de 1977 había anotado en un amistoso frente a Suiza en Ginebra.
En el verano de 1978, Hidalgo le metió en la lista mundialista junto a otras grandes figuras del fútbol francés como Henri Michel, Platini, Tresor o Six. En el estreno ante los italianos (derrota por 2-1) no gozó de ningún minuto. Este marcador provocó algunos cambios en el once en la segunda jornada y Rocheteau fue uno de los nuevos. Sin embargo los revulsivos no dieron el resultado esperado y se cayó otra vez, en esta ocasión ante los anfitriones. En la última jornada con la honra en juego Rocheteau volvió a salir de inicio y Francia se marchó del Mundial con un triunfo por 3-1 frente a Hungría. Él marcó un gol en el minuto 42 de la primera mitad con la pierna izquierda.
El siguiente objetivo del combinado francés fue asegurar su presencia en la Eurocopa de 1980 celebrada en Italia. El papel de Rocheteau continuó siendo importante: disputó tres de los seis partidos, pero Francia volvió a quedarse sin una plaza porque fue superada por Checoslovaquia por un punto. Sin apenas tiempo para lamentarse llegó la fase de clasificación para el Mundial de España 1982. Al equipo se incorporó gente como Amoros, Bellone, Genghini o Tigana, que dieron un salto de calidad a la selección. Rocheteau completó una magnífica fase de clasificación, coronada con un gol ante Chipre. Tras ser segunda del grupo 2 por detrás de Bélgica, Francia confirmó su presencia en España.
Les bleus iban con mucha moral, pero se empezó con un tropiezo ante los ingleses en Bilbao. Rocheteau jugó 71 minutos y salió del campo tocado de un pie, lo que le dejó fuera de los dos siguientes partidos del grupo. En esos choques se impusieron a Kuwait con claridad y empataron con Checoslovaquia, logrando así el pase con apuros para la segunda fase. Ahí reapareció Rocheteau y su aportación fue excelente. Francia venció a Austria por la mínima y 4-1 a Irlanda del Norte con un doblete del extremo del PSG. Días más tarde y en uno de los mejores partidos de la historia de la Copa del Mundo, la Alemania Occidental, dirigida por Jupp Derwall, ganó por penaltis la semifinal disputadas en el Sánchez Pizjuán de Sevilla. Francia acabó siendo cuarta al perder ante Polonia en el choque por la tercera plaza, duelo que Rocheteau vivió desde el banquillo.
Dos años después, la Eurocopa tuvo como sede Francia y los hombres de Hidalgo no tuvieron que sufrir por buscar una plaza que no alcanzaron en las cinco citas anteriores. En los meses previos se prepararon bien con duelos ante poderosos combinados como el español, el yugoslavo, el inglés, el austriaco o el de Alemania Occidental. Rocheteau vivía una magnífica época en su equipo y lo trasladó a la selección, en la que sumó dos goles más ante España y Austria.
En su grupo del torneo continental compitió con Dinamarca, Bélgica y Yugoslavia por dos puestos en semifinales. Rocheteau observó desde el banquillo la victoria ante los daneses, pero sí ayudó en la gran victoria por 5-0 contra los belgas y en el 3-2 con un hat-trick de Platini frente al cuadro plavi. Sin embargo, este sería su último partido de la competición; la mala suerte volvió a cebarse con él y una lesión le apartó de la Eurocopa. En semifinales, en un choque agónico, Francia derrotó a Portugal. Luego, en París, con el Parque de los Principes a rebosar, Francia se coronó campeona de Eurocopa tras ganar a España.
Los últimos coletazos de la carrera internacional de Rocheteau llegaron entre 1985 y 1986. Castigado por las lesiones anteriores, aún rindió a un buen nivel y tras jugar tres partidos de clasificación con triplete incluido ante Luxemburgo, fue convocado para México 1986. Formó parte del once de Henri Michel contra Canadá y descansó en el empate ante la URSS en la segunda jornada. Por entonces, Francia sumaba tres puntos, pero se jugaba el liderato del grupo ante Hungría. Rocheteau logró el tercer tanto francés tras batir a Disztl y dio una asistencia, pero el 3-0 fue insuficiente para superar en la tabla a los soviéticos. En octavos siguió formando parte de la alineación en un duelo en el que Francia ganó a Italia por 0-2 en México DF con otros dos pases de gol suyos a Platini y Stopyra. El siguiente adversario fue el Brasil de Telê Santana, que tampoco pudo detenerles y sucumbió en una angustiosa tanda de penaltis. Rocheteau duró hasta el minuto 99, cuando su cuerpo dijo basta y tuvo que abandonar el campo cojeando. Sería su despedida de la selección, ya que no participó ni en la derrota en semifinales de nuevo ante Alemania ni en la contienda por el tercer lugar que Francia ganó a Bélgica.
En su vida posterior al balompié empezó trabajando como agente de jugadores, pero lo dejó tras un problema con David Ginola. Luego presidió la Comisión de Ética de la Federación Francesa de Fútbol, en la que su principal labor era luchar por el correcto comportamiento de futbolistas, colegiados y aficiones. En 2010 regresó al Saint-Étienne. El presidente Roland Romeyer le nombró vicepresidente del Consejo de Supervisión y tiempo después pasó a ser coordinador deportivo de la entidad, realizando tareas en el centro de formación y de relación con los hinchas.
Además, ha participado en varias películas como Le Garçu, con Gérard Depardieu, o Casablanca Driver. Publicó un libro en 2005 titulado Me llamo ángel verde y abrió en Vietnam una academia de fútbol para jóvenes.
* Alberto Cosín.
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