"Volved a emprender veinte veces vuestra obra, pulidla sin cesar y volvedla a pulir". Nicolás Boileau
Los dos últimos resultados de la selección nacional australiana de fútbol han provocado una crisis en el país. El doble 6-0 recibido ante Brasil y Francia ha abierto un debate acerca del modelo futbolístico australiano. Tantas son las dudas que el seleccionador ha sido despedido a menos de nueve meses para el inicio de un Mundial para el que están clasificados.
A pesar de que Australia nunca haya hecho un gran papel en competiciones internacionales, sin olvidar que en el mundial del 2006 llegó a octavos de final, en este país se respira auténtica pasión por el futbol. Es el deporte más practicado por los niños. ¿Por qué entonces no consiguen destacar? ¿Por qué no salen grandes jugadores?
Australia es un país orgulloso de sí mismo, joven y muy patriótico. Usan los éxitos deportivos como reafirmación nacional. En los últimos Juegos Olímpicos fue el país que más medallas ganó en relación a su número de habitantes (menos de 22 millones). Por este motivo, posiblemente se hayan atrevido a jugar dos amistosos con selecciones a demasiada distancia de su potencial futbolístico actual.
En el país se están planteando cómo pueden estar lejos de las grandes potencias futbolísticas. Tienen muchos jugadores, muchos clubes, campos, dinero… ¿Por qué no tienen una selección capaz de competir contra las mejores?
En mi opinión, influyen varios factores que afectan al pobre nivel de la selección de futbol:
Para empezar, las ligas de fútbol formativo no siguen el mismo calendario que la Primera División. Esto no es especialmente relevante, pero ayuda para entender cómo no hay una organización del deporte en todos los niveles.
Tampoco hay una sola liga de fútbol formativo. Cada estado del país cuenta con una e incluso dentro de algunos estados hay distintas ligas. La mayoría de éstas son muy cortas y solo duran unas 18 jornadas, con lo que sólo se ocupan unos seis meses de competición aproximadamente. Como no hay calendarios unificados y las temporadas son cortas, puede llegar a darse el caso que los jugadores talentosos puedan jugar en distintos equipos de distintas ligas. Esto supone un auténtico despropósito por la descoordinación que conlleva: malas preparaciones físicas, supervisión de distintos técnicos, poca atención al desarrollo de los jugadores, etc.
A todo esto, debemos sumarle que los clubes de Primera son franquicias y, más allá del equipo reserva, no tienen fútbol base. Algunos de los entrenadores de fútbol formativo con los que he podido hablar comentan que una buena solución sería adoptar un modelo de fútbol español. Que cada club tenga sus equipos, que estén bajo su supervisión y que tengan un programa de desarrollo.
Por si este descontrol fuera poco, la Federación Australiana de Fútbol (FFA) tiene un informe técnico restrictivo que deben aplicar todos los clubes formativos. Tiene por intención que todos trabajen en una misma línea para que los jugadores que lleguen a la absoluta nacional estén habituados a los mismos métodos de trabajo. Planifican sin reparar en el descontrol de clubes, ligas, campos en mal estado y entrenadores sin titulación ni preparación.
El resultado de esta propuesta es que se encuentran siempre un perfil de jugador rápido, dedicado solo al juego directo que tiene enormes dificultades para jugar en corto y para la asociación. Un jugador que solo sabe jugar a una manera y dados todos los condicionantes acostumbra a hacerlo mal.
A pesar de todas las razones emitidas, hay motivos para ser optimistas con el futuro desarrollo del fútbol en este país. Hay muchos jóvenes jugadores, voluntad para crecer y ganas de cambiar el estado actual.
Por ejemplo, se están fichando nuevos entrenadores para los equipos de la A-League. Los catalanes Josep Gombau y Pau Martí son los máximos responsables del Adelaide y el también catalán Gerard Nus, que trabajó con Rafa Benítez en el Liverpool, se acaba de incorporar al cuerpo técnico del Melbourne Hearts, que tiene como primer entrenador el exjugador con pasado en la liga española John Aloisi.
Más allá de incorporar a jugadores mediáticos, es muy interesante contratar buenos entrenadores con mentalidades distintas para la Primera división. A pesar de eso, estas incorporaciones ayudan a mejorar el nivel de la liga, pero llega tarde para la formación de jugadores, que en mi opinión es el principal problema.
Si Australia quiere mejorar su selección nacional, deberá empezar a tratar mejor a sus jugadores de la base y a todos los aspectos relacionados con su formación. Debe elaborar un buen proyecto deportivo a largo plazo, no tener prisas y ser paciente con las decisiones tomadas.
Lo tienen todo para poder sacar buenos jugadores; un país con cultura deportiva, muchos niños que quieren jugar, muchos clubes, entidades privadas y federación con dinero para invertir.
Un buen plan de elaboración para el crecimiento del futbol pasa por regenerar, principalmente, el futbol base. El crecimiento de esta base generará buenos jugadores que en algunos casos podrán viajar a Europa y otros que se podrán quedar a jugar en la A-League. Todo ello contribuirá a tener una mejor selección nacional que no sea la deshonra deportiva del país por esos dos sets en blanco en contra.
* Pau Sorribes es entrenador de fútbol.
– Foto: AFP
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