"Cada acto de aprendizaje consciente requiere la voluntad de sufrir una lesión en la propia autoestima". Thomas Szasz
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1.- El Madrid se impuso en El Madrigal en un partido que tuvo dos partes muy distintas. Un primer tiempo donde el conjunto de Carlo Ancelotti se sostuvo gracias al primoroso trabajo de sus centrales, Raphaël Varane y Sergio Ramos: ambos se multiplicaron para auxiliar a los laterales, Carvajal y Marcelo, que sufrían la desconexión defensiva permanente de Bale y Cristiano; y un segundo acto donde el Madrid pasó del 4-3-3 con el que inició el partido a un 4-4-2, claramente definido en defensa. Ese cambio de sistema, el desgaste del Villarreal y la entrada en el tramo final de Asier Illarramendi contribuyó a que se viera un conjunto más equilibrado, que terminó el partido dominando el partido a través del balón, con una posesión con la que fue minimizando riesgos.
2.- El Villarreal saltó al campo de la mejor forma posible. Marcelino dispuso un sistema 4-4-2 que poco a poco fue castigando al Madrid por los costados. Gareth Bale y Cristiano Ronaldo se quedaban descolgados arriba después de cada pérdida de balón de su equipo. El Villarreal lo detectó rápido, sobre todo Mario y Cani, que cercaron a Marcelo en el inicio del choque una y otra vez. El brasileño fue superado con facilidad por la falta de auxilio defensivo. El conjunto amarillo ganaba la línea de fondo y conseguía centrar con asiduidad. Allí aparecían Varane y Ramos para achicar agua una y otra vez. En cada jugada de ese tipo y en los balones parados, faltas laterales y córneres, emergían ambos para mantener al Madrid en la disputa.
3.- Otro problema del Madrid en el primer acto fue su escasa velocidad a la hora de hacer la transición defensiva. A Modric, Kroos y James les costaba llegar a la frontal del área propia. Sin duda los principales perjudicados eran los cuatro defensas que veían cómo Vietto encaraba con facilidad una y otra vez. El 4-3-3, que el Real Madrid mantenía en ataque como en defensa, hacía aguas una y otra vez. Solo la falta de puntería y el buen hacer de Casillas y sus centrales evitaban que el Villarreal plasmase su buen trabajo en el marcador.
4.- El partido tenía ritmo. Ningún equipo se iba a buscar al otro a la frontal del área contraria, pero ambos sí se buscaban de un modo frontal cuando tenían la pelota, y como ambos tienen magníficos centrocampistas, el balón fluía de un campo a otro. El Villarreal era superior, pero en un contexto así, tan abierto, el Madrid tiene un peligro descomunal y maneja muchos registros. No tardaron en llegar dos goles, cada uno enmarcado en un registro muy distinto. El primero tras una jugada elaborada que arrancó en la banda izquierda, se trasladó a la banda derecha y terminó por el centro. Allí apareció Modric en la frontal del área para hipnotizar a los centrales del Villarreal –Musacchio y Víctor Ruiz– primero, con una pausa, y después a Sergio Asenjo con un disparo seco y certero. El segundo gol fue un clásico de los contragolpes blancos. Benzema persiguió un balón largo, lo alcanzó, lo protegió, se introdujo en el área, realizó un recorte extraordinario y habilitó a Cristiano Ronaldo, que llegaba desde atrás para batir a Asenjo con un toque certero, como un put a una mano en el golf.
5.- El resultado podía llevar a engaño al Madrid. Se fue al descanso ganando 0-2 en un partido que merecía ir perdiendo. Los centrales y su enorme talento arriba le permitían irse ganando por dos goles de ventaja, pero el Villarreal había sido superior. Sin embargo, el conjunto blanco se fue corrigiendo casi desde el inicio de la segunda parte. Del 4-3-3 inicial pasó a jugar un 4-4-2 dejando a Bale y Benzema arriba. Para empezar, ganó un jugador más para la causa en defensa. Al menos posicionalmente. La línea de cuatro en medio la formaban, de derecha a izquierda, James, Modric, Kroos y Cristiano, por lo que los laterales del Villarreal, especialmente Mario, lo tenían más difícil para sorprender porque el portugués ya le esperaba más atrás. En la derecha, James superaba con creces las prestaciones defensivas de Bale.
6.- Marcelino lo detectó rápidamente y movió piezas. Dio entrada a Espinosa por Moi Gómez y cambió de banda a Cani para que jugase en la izquierda. Minutos después dio entrada a Gio por Uche para que buscase los envíos de Cani desde la izquierda hacia dentro. Por último, buscó revitalizar la zona ancha con Jonathan dos Santos en sustitución de Trigueros. Ya llovía menos para el Madrid. Ancelotti quiso asegurarse aún más y dio entrada para los últimos veinte minutos a Illarramendi por James. Modric se escoró a la izquierda y el Madrid pasó a monopolizar el control del balón. Con varias imprecisiones, pero sin pasar apuros.
7.- Ambos equipos perdían el balón con más asiduidad de la que acostumbran en tres cuartos de campo, aunque el Madrid sí fue capaz de ir bajando las pulsaciones del partido en función de sus intereses. Con la entrada de Isco por Benzema, Modric se fue a la derecha y Bale pasó a jugar arriba con Cristiano. Para entonces, el Villarreal ya no tenía el ímpetu necesario para llegar con claridad al área de Iker Casillas. Durante muchos minutos sí lo tuvo y solo la falta de puntería y el buen hacer de los centrales del Madrid lo impidió, pero ya para entonces languidecía esperando el pitido final. Más aún cuando se tuvo que quedar con diez hombres en los últimos cinco minutos por la lesión de Musacchio. Ya había realizado los tres cambios antes.
y 8.- El partido deja de nuevo varias lecturas para el Madrid. Cuando fue un equipo equilibrado no brilló tanto, pero puso los cimientos para llevarse el triunfo con justicia y sin sobresaltos. Antes había sufrido mucho contra un gran rival como fue el Villarreal. Hoy y solo le salvó la actuación individual de sus centrales y el talento descomunal de sus jugadores de ataque, especialmente dos: Benzema y Cristiano Ronaldo. A largo plazo el éxito pasa, casi con total seguridad, por ser un equipo más compensado durante los noventa minutos.
* Alberto López Frau es periodista.
– Foto: José Jordán (AFP)
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