"Hay que recordar que quienes escriben para los imbéciles siempre tienen un numeroso público de lectores". Arthur Schopenhauer
Es, con diferencia, el lugar de la plantilla cuya ocupación es más ingrata. Poco importa el esfuerzo durante la semana, pues el domingo ni siquiera va a haber los clásicos minutos de recompensa. Por lo general, ni siquiera un mal estado de forma pasajero del titular llevará a su participación, pues seguir jugando es imprescindible para que el mejor recupere su nivel. Si el entrenador es generoso, disputará los partidos de la competición menos importante. Si no, habrá de conformarse con jugar amistosos y algún que otro partido oficial sin nada en juego o frente a rivales de menor categoría. En la mayoría de los casos, nadie reconocerá sus méritos, pues juega poco y, cuando lo hace, muestra que su nivel es inferior al del titular. Para más inri, si tiene la suerte de tener un entrenador generoso la afición clamará para que deje de serlo.
En esta tesitura, hay aficionados que promueven que los dos porteros sean de un nivel alto. Un caso como el del Valencia, por ejemplo, con Guaita y Diego Alves. Sin embargo, pienso, y la mayoría de ejemplos reforzarían esta tesis, que una titularidad repartida y/o muy disputada conlleva un menor nivel del que podría alcanzar cualquiera de los dos si fuera titular indiscutible. Porque no hay posición en la que el estado anímico sea más determinante, y sentirse titular es clave para ello. Porque el error es humano y es mucho más fácil recuperarse del mismo al sentirse respaldado que cuestionado. También, cómo no, porque en una demarcación en la que la fatiga es infinitamente menor, la continuidad solo puede ser positiva.
Otro reclamo muy asentado es aquel que reza que el portero suplente sea una joven promesa, a ser posible procedente de la cantera. En este caso, creo que ni siquiera hay lugar para valorar mínimamente esta opción. Y es que disputar minutos de competición es clave para la formación de cualquier futbolista, pero más aún para la del portero al ser mucho más necesaria la evolución psíquica que la técnica. Y sólo entrenando, poco o nada se crece mentalmente. Por otra parte, además de ser negativo para su formación por lo anterior, es peor para el propio equipo. Principalmente, por dos circunstancias: 1) la falta de madurez y experiencia para ser capaz de competir a buen nivel después de un periodo prolongado sin haberlo hecho; y 2) porque, a causa de su pura juventud, no es un peso pesado en el vestuario, papel que se convierte en importantísimo al ser menor su importancia en el terreno de juego.
Descartadas las anteriores opciones, queda aquella que considero óptima: la del portero suplente veterano. La del tipo curtido en mil batallas que acepta, a una determinada edad, participar menos a cambio de hacerlo en un equipo de nivel superior. Alguien capaz de sobreponerse a las críticas o el error puntual, de estar listo para competir pese a la inactividad prolongada. De arropar a los jóvenes y mimar a las estrellas reforzando la unión el vestuario. Un portero cumplidor, no brillante, que, pese a estar lejos del nivel del titular, sea siempre una opción de garantías –suficientes, que no excelentes–.
Por ello, de poder tener España solo dos porteros, Reina sería siempre el segundo pese a estar lejos de ser, por calidad, el segundo portero del país. En el caso del Barcelona, también Pinto es el portero suplente ideal. Ser muy amigo de Messi, lejos de ser una sucia jugarreta, es parte decisiva de su papel en el equipo. En el caso del Real Madrid, aún están en la memoria aquellas celebraciones de goles con abrazo a Dudek incluido. No es cuestión de que vuelva el polaco, claro, mas sí que hay un candidato perfecto para ocupar ese rol: Diego López. Este reúne todos los requisitos anteriores y, además, su formación en las categorías inferiores merengues hace pensar que supondría una opción interesante para él a sus 31 años. La única duda que quedaría, ser demasiado bueno para ser suplente en ningún equipo y saber cómo lo aceptaría por ello, la ha resuelto Míchel decantándose por Palop. No hay grande al que no le gustaría tener a un Courtouis, pero su papel, siempre que no sea el de titular, debe ser el que le ha encomendado el Chelsea para felicidad presente colchonera y futura blue. En cambio, el sitio en el banquillo debe ser para los Reina, Pinto y Diego López de turno por ser capaces de hacer de la posición más problemática una permanente solución.
* Rafael León Alemany.
– Foto: AS
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