Uno de los jugadores más desequilibrantes de la historia del fútbol portugués. Criado en la cantera del Benfica, es una de las grandes glorias de la entidad, aunque durante su carrera también jugó en Francia, en el Os Belenenses y en el Estrela Amadora. Nacido el 10 de febrero de 1959 en Barreiro (Portugal), se desempeñaba como extremo izquierda. Jugador muy bajito (1,65 metros) y prácticamente ambidiestro, tenía una conducción ágil y estética, un gran dominio del balón, era muy desequilibrante en el uno contra uno y sus centros desde la banda llevaban enorme precisión. Fue conocido por dos apelativos por su aspecto físico: Chalanix, mezclando su nombre con el de Asterix, y Cyrano, por el parecido de su nariz a la de Cyrano de Bergerac.
Su carrera comenzó en edad juvenil en las filas del Barreirense de su localidad natal. Allí pronto empezó a destacar y el Benfica llamó a su puerta con 15 años tras echarle el ojo Milorad Pavic. Pagaron 750 escudos por su fichaje y le incorporaron a su equipo juvenil. Apenas dos años después de llegar a Lisboa empezó a entrenar con el primer equipo, hasta que le llegó la oportunidad de estrenarse en 1976. El rival fue el Farense y Chalana salió en el descanso para jugar los segundos 45 minutos.
Unos meses después guió al Benfica juvenil a proclamarse campeón nacional y ascendió con todos los honores a formar parte de la primera plantilla que también ese curso conquistó la liga. Un año después, con un papel protagonista del jugador, el cuadro encarnado repitió título en una etapa donde Chalana tuvo de compañeros a Jordão, Nené, Toni Oliveira, Artur Correia o el arquero Manuel Bento.
Poco antes del inicio de la década de los 80 sufrió alguna lesión de consideración, como una rotura de los ligamentos de la pierna derecha y una fractura de peroné en la misma pierna. Esos lances le mantuvieron fuera del césped unos meses, aunque pudo colaborar en la obtención de su primera Taça de Portugal en 1980, cuando el Benfica derrotó en la final al Oporto.
En la temporada siguiente, con Chalana ya recuperado, el conjunto rojo volvió a mandar en Portugal al ganar el doblete. A ese plantel se habían incorporado Antonio Veloso, Zoran Filipovic, João Alves, Álvaro Magalhães, Carlos Manuel o Frederico. La hegemonía en su país se mantuvo varios cursos más, con las ligas de 1983 y 1984 y la copa de 1983. Sin embargo ,ese dominio no pudo ser confirmado en Europa, donde en la trayectoria de Chalana se tuvo como mejor resultado una semifinal de la Recopa en 1981 (derrota ante el Carl Zeiss Jena) y la final de la UEFA ante el Anderlecht de 1983, en la que los belgas se impusieron por un global de 2-1.
Tras la Eurocopa de Francia en 1984 decidió tomar un nuevo rumbo en su carrera y salir de Portugal, donde fue premiado como mejor futbolista del país, reconocimiento que ya le había sido otorgado en 1976. Fichó por el Girondins de Burdeos, donde se encontró con Giresse, Tigana, Battiston, Lacombe o Dieter Muller. Pero el fantasma de las lesiones volvió y apenas le pudo permitir continuidad en los tres años que estuvo en la entidad de la Aquitania. Probó con técnicas revolucionarias, acupuntura y hasta brujería, pero su estancia en Burdeos fue un drama. El cuadro dirigido por Aimé Jacquet funcionó a las mil maravillas y en el palmarés de Chalana figuran entre otros trofeos dos ligas de Francia en 1985 y 1987 y dos Copas consecutivas en los años 1986 y 1987.
En el verano de 1987 volvió a casa para enfundarse de nuevo la camiseta del Benfica. Su nivel había bajado y no era el mismo de antes, pero añadió otro título liguero a su estadística personal en 1989 y colaboró en el gran papel de la Copa de Europa de la campaña anterior. El Benfica dejó en la cuneta a Partizan de Tirana, Aarhus, Anderlecht y Steaua de Bucarest, pero perdió en la final contra el PSV. Ese choque no pudo disputar el menudo extremo al recaer de una lesión unos días antes.
Su última temporada en el Benfica, entre 1989 y 1990, se vio salpicada por un gran choque con el nuevo entrenador benfiquista Sven-Göran Eriksson, lo que motivó su salida del club en época la estival. Eso no supuso su retirada y antes de dejar las canchas de juego disputó una temporada en Os Belenenses y otra en el Estrela Amadora hasta su adiós en 1992.
Con la selección portuguesa fue internacional en un total de 27 ocasiones y marco dos goles. Debutó con apenas 17 años con José María Pedroto como técnico en un partido oficial de la clasificación para el Mundial de Argentina. En noviembre de 1976, Portugal se enfrentó a Dinamarca en Lisboa y se llevó el triunfo por la mínima. En esa etapa se hizo un fijo de las convocatorias y disputó casi toda la fase de clasificación. Su estreno goleador no tardó mucho en llegar y en el siguiente partido ante Chipre logró una diana clave para ganar el choque en Limasol. Sin embargo y a pesar de que los portugueses también vencieron en Copenhague y en Faro ante Chipre, la derrota antes del debut de Chalana contra Polonia en casa les apartó del Mundial.
Hasta el inicio de la década de los 80, el extremo jugó tres amistosos, con una victoria ante Estados Unidos, un empate ante España y una derrota frente a Italia. Esos encuentros sirvieron de plataforma de preparación para una nueva fase de clasificación para el Mundial de España 1982. Chalana siguió teniendo con la confianza del nuevo seleccionador Julio Cernadas Pereira y participó en cinco de los ocho partidos de la liguilla. En un grupo complicado con Escocia, Irlanda del Norte, Suecia e Israel, el papel portugués no fue el esperado y la selección se quedó sin billete mundialista. De los cinco partidos en los que jugó, solo en dos el menudo jugador benfiquista conoció el triunfo, concretamente en casa contra norirlandeses e israelíes.
El único gran torneo al que logró acudir Chalana fue la Eurocopa de 1984, donde tuvo actuaciones muy completas. En la fase de clasificación apenas tuvo protagonismo, con un solo partido disputado (contra la URSS), pero en la fase final, Cabrita le otorgó el puesto de titular. Encuadrada en un grupo con Alemania Occidental, España y Rumanía, Portugal consiguió acceder a semifinales en el último momento. Empató ante alemanes y españoles y ganó a los rumanos con un gol de Nene a poco del final. En semifinales se vio las caras con la Francia de Michel Platini. Al descanso mandaban los francese, pero en la segunda mitad una brillante jugada de Chalana puso en bandeja el empate a Rui Jordao. En la prórroga, aunque en esta ocasión desde la otra banda, de nuevo Chalana asistió a Rui Jordao para enmudecer el Velodrome de Marsella. Sin embargo, el tiempo extra se le hizo largo a los portugueses y Francia, con goles de Domergue y Platini, remontó y se metió en la final. Días después, el gran rendimiento de Chalana a lo largo del torneo le valió para estar en el once ideal.
Fue el penúltimo partido de Chalana con la camiseta del equipo nacional. El último tuvo que esperar más de cuatro años, un amistoso contra Suecia en Gotemburgo en octubre de 1988. Ahí dijo adiós a su carrera internacional. El partido, con apenas 10.000 espectadores en las gradas, concluyó sin goles.
Una década después de su retirada, ya en el nuevo siglo, comenzó una breve etapa como entrenador. Primero fue asistente de José Gomes durante una campaña en el Paços Ferreira y a continuación dirigió en solitario al Oriental de Lisboa. En 2005 le llamó el club de sus amores, el Benfica, donde colaboró como ayudante de José Antonio Camacho y Quique Sánchez Flores. En 2008, tras la dimisión del exseleccionador español, tuvo la fortuna de sentarse en el banquillo benfiquista como primer entrenador en varios encuentros. Tras ese periodo, ya en 2009, regresó a la labor de cantera.
* Alberto Cosín.
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