"Volved a emprender veinte veces vuestra obra, pulidla sin cesar y volvedla a pulir". Nicolás Boileau
Un auténtico loco del fútbol que disfrutaba al máximo cada minuto en el terreno de juego, cerebro del mejor Racing de Avellaneda de la historia y que pasó buena parte de su carrera en distintos equipos italianos. Además, formó junto a Sivori y Angelillo un tridente legendario con Argentina en la Copa América de 1957. Nacido el 20 de febrero de 1933 en Avellaneda (Argentina), en el seno de una familia de origen lombardo, se desempeñaba como mediapunta o armador, como dicen los argentinos, y también podía jugar en ocasiones de delantero. Talentoso, con una gran visión de juego y muy creativo, fue un jugador con letras mayúsculas. Apodado El Bocha debido a que su madre le rapaba el pelo desde pequeño.
Comenzó a jugar en el Arsenal de Lavallol para más tarde pasar a las filas de Quilmes en 1953, aunque nació y creció futbolísticamente en la Academia de Racing de Avellaneda. En su primera etapa en el club disputó tres temporadas entre 1954 y 1957, con un segundo puesto en la liga de 1955 como mejor resultado y un bagaje de 92 encuentros y 28 goles. Se marchó a Italia transferido al Bolonia por 5 millones de pesos (unos 126.000 dólares). Debutó el 15 de septiembre de 1957, en un encuentro disputado en Roma frente a la Lazio que finalizó 4-3. El conjunto boloñés luchaba por no pasar apuros en la Serie A y con Maschio y sus 13 tantos logró acabar en mitad de la tabla en los dos cursos en los que participó el delantero antes de irse al Atalanta. Como muchas veces ha declarado, es el conjunto al que guarda más cariño de su época en el calcio y donde jugó sus mejores años. Permaneció tres campañas en el club de Bérgamo con resultados discretos en liga y con una actuación individual de 80 partidos y 22 goles. En aquel momento se fijó en él Helenio Herrera, que empezaba a construir un equipo que dominó Europa en los años venideros, y lo fichó para el Inter de Milán.
Su primer partido con los nerazzurri fue el 9 de septiembre de 1962, en un Ambrossiana-Inter de Milán que terminó 0-5. Permaneció una sola campaña, pero consiguió su primer Scudetto al quedar el Inter por delante de la Juventus. La llegada del español Luis Suárez en verano le cerró el paso y fue traspasado a la Fiorentina. Durante su estancia en la institución de Florencia de la mano del técnico Ferruccio Valcareggi, Maschio se convirtió en el cerebro de un equipo en el que Hamrin se aprovechó de la clase e inteligencia del argentino para convertir 19 goles. Ese mismo curso el conjunto viola se hizo con la Coppa Italia tras derrotar en la final al Catanzaro por 2-1 y con la Copa Mitropa al hacer lo propio con el Jednota Trencin checo por 1-0. En 1966, tras tres campañas con registros de 40 partidos y 11 tantos, regresó a su país para seguir cosechando éxitos con el que era sin duda su equipo: Racing de Avellaneda. Las crónicas cuentan que hizo jugar a las mil maravillas al equipo y que fue el gran conductor de aquel plantel que en primer lugar se proclamó vencedor de la Copa Libertadores de 1967, al ganar en el tercer partido de la final a Nacional de Montevideo por 2-1, y meses más tarde fue coronado campeón Intercontinental tras derrotar al Celtic de Glasgow por 1-0 con un equipo formado por Cejas; Perfumo, Chabay; Martin, Rulli, Basile; Cardoso, Maschio, Cárdenas, Rodríguez y Raffo. La siguiente campaña se despidió de los terrenos de juego cuando contaba con 35 años.
Con la selección argentina tuvo una corta estancia de dos años como internacional entre 1956 y 1957, con 12 encuentros y 12 goles. El primer torneo en el que participó fue el Campeonato Panamericano, celebrado en Ciudad de México en 1956. Compitieron en sistema de liguilla México, Chile, Perú, Brasil, Costa Rica y Argentina y el triunfo final fue para los brasileños, que aventajaron en dos puntos a los argentinos, en parte debido al empate a dos cosechado en el último encuentro del campeonato. El Bocha realizó grandes encuentros, destacando el enfrentamiento ante Costa Rica en el que los ticos se pusieron con 1-3 en el marcador pero una diana de Maschio y dos de Sivori materializaron la remontada. El gran éxito llego en la Copa América de 1957, con sede en Perú, a la que Argentina llevó un gran equipo que fue apodado Los carasucias de Lima y se alzó con el triunfo. Siete países fueron los participantes: Brasil, Uruguay, Argentina, Perú, Chile, Colombia, Ecuador y Perú. La clasificación la lideró Argentina con 10 puntos, quedando en segundo lugar Brasil, con 8. Maschio completó una exhibición en cuanto a juego y goles y se coronó máximo goleador junto con el uruguayo Javier Ambrois, ambos con 9 tantos. Un año después se celebraba el Mundial en Suecia de 1958 y Argentina tenía la posibilidad de formar un gran conjunto, pero la decisión del presidente de la AFA (Asociación de Fútbol Argentina), Raúl Colombo, de convocar únicamente a jugadores que jugasen en su país dio al traste con la oportunidad de cosechar un buen resultado en Suecia. A partir de ese instante no volvieron a llamar nunca más a Maschio para el combinado nacional argentino. Posteriormente vistió la camiseta de Italia en dos ocasiones, una de ellas en el Campeonato del Mundo de Chile 1962, precisamente ante los anfitriones, en un encuentro que pasó a la historia con el apelativo de La Batalla de Santiago y en el que la azzurra acabó perdiendo por 2-0.
Al finalizar su trayectoria como jugador se pasó a los banquillos, llegando a dirigir en primer lugar a Argentina en varios en encuentros amistosos entre 1968 y 1969, más tarde a Racing, en 1971, y a continuación a Independiente. Formó parte del cuerpo técnico de la selección campeona del mundo en 1978 y luego volvió a Racing para trabajar en las categorías inferiores y ocupando el puesto de mánager.
* Alberto Cosín.
©2024 Blog fútbol. Blog deporte | Análisis deportivo. Análisis fútbol
Aviso legal