"El modelo de juego es tan fuerte como el más débil de sus eslabones". Fran Cervera
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1.- Joe Hart ha jugado el mejor partido de su vida: ha salvado diez remates de gol, siete de ellos con el delantero encarándolo y disparando a bocajarro y no cualquier delantero: Suárez en varios casos, Neymar de manera prolífica, incluso Messi a dos metros del gol. Hart ha sido un pulpo que ha salvado al Manchester City de un destrozo sangriento a la vista de lo que tenía enfrente: a Messi desatado.
2.- Messi desatado es la fiera corrupia. La fiera corrupia, decía Pío Baroja, tenía siete cabezas, diez cuernos, forma de dragón y apariencia de ser la Bestia del Apocalipsis. Messi es eso y más. Es un loco desatado. Un imposible lanzado a la carrera. La infancia, la adolescencia y la madurez en la punta de la bota, todo junto y combinado. Messi ha dejado de ser un delantero, un goleador, un asistente. Es el futbolista total, hasta el punto que su propio equipo se ha rendido como tal para pasar a ser una alfombra del propio Leo. Una alfombra de especialistas ejemplares, como ese Ter Stegen que empieza a demostrar su talento innato, guardameta bien formado, mejor fichado y todavía por madurar, pero alfombra al fin y al cabo.
3.- A Messi le ha bastado uno de sus alley oop para quebrar la voluntad del Manchester City, equipo más que interesante pero al que le sigue faltando algo más que un detalle para vivir en la élite verdadera: le sigue faltando capacidad competitiva en los momentos agudos. Se ha presentado con buenas maneras en el Camp Nou, con Yayá Touré cerca de Fernandinho y solo el Kun Agüero por delante, pero a la que Messi se ha ido hacia la mediapunta a tirar caños los citizen se han echado a temblar. Empieza a parecer evidente que al Barça o le temes y te encierras o le temes y le atacas, pero no puedes quedarte a mitad de los dos caminos.
4.- Luis Enrique ha salido con el que ya es su equipo tipo, aunque Alves y Alba tenían evidentes instrucciones de quedarse retrasados. El Barça ha salido a esperar y el City, también, con lo que ni unos ni otros han optado por acaparar el balón. Más bien todos ellos esperaban un relámpago que rompiera el statu quo. El City, de manera poco comprensible, vigilaba a Messi con el rabillo del ojo, lo que es poco recomendable a estas alturas de siglo. Milner, Yayá e incluso Kolarov aparentaban marcarle a ratos, pero en realidad parece que huían de él, como diciendo: “Yo no quiero salir en la foto…”.
5.- Sí estaban por otras peleas, pues pronto los visitantes se han llenado de tarjetas amarillas a base de llegar varias centésimas tarde a los balones y rascar tobillos. A la media hora, a Messi le ha bastado lanzar una de sus combas para acabar con todo. La acción es tan conocida que la imaginarán aunque no la vean. Messi controla en la banda derecha, pasándose el balón de taco por detrás. En la zona de tres cuartos da dos pasos hacia dentro, donde le encaran Kolarov y Milner, en el momento en que Luis Suárez arrastra a De Michelis fuera de su zona, casi hasta la línea de cal. Al mismo tiempo, Neymar le imita llevando a su marcador (Sagna) hasta el centro del área y vaciando todo el costado izquierdo del ataque barcelonista. Faena lista para la “Diagonal Messi”. A Leo le ha bastado con mandar el alley oop y por ahí ha llegado Rakitic, sin que Touré ni Nasri le siguieran. Fin de la fiesta.
6.- En el gol, en el único gol de una noche que debía haber presenciado media docena en total, incluido el que Ter Stegen le ha detenido al Kun desde el punto de penalti, se resume todo: el indescifrable talento de Leo, el futbolista total; la movilidad extraordinaria de sus dos compañeros de ataque; y la excelente noche de Rakitic atacando los espacios y apoyando al dúo Messi-Alves. El Barça es Messi y sus mayordomos, pero los mayordomos son un lujo. Sea el magnífico guardameta, sea el Piqué retornado, sean los ya mencionados, sea Iniesta en su nuevo papel, excelente aunque más sobrio que nunca ahora que al Barça le quema el balón y solo lo quiere para rematar.
7.- La eliminatoria ha muerto mientras caía la vaselina suave de Rakitic, pues el resto ha sido un intento moderado del City, mejorado con Navas en la banda, y un sinnúmero de contragolpes del Barça, la nueva seña de identidad, amortizados todos por un Hart desmelenado que a cada acción salvadora crecía y crecía hasta romper todas las medidas de la portería.
y 8.- Intrascendente en la propuesta, el equipo de Pellegrini ha ido masticando su nueva eliminación y se ha rendido cuando el entrenador ha retirado a Touré, tan gris como sus otros compañeros, exceptuado el pulpo Hart. Para entonces, el Barça ya jugaba a lo que juega en los últimos meses: a jugadas individuales y, si es posible, que contengan largas y veloces carreras. No es que el Barça se descosa: es que juega descosido por decisión propia y aún así se le ha puesto cara de favorito a todo. Diez ponen la alfombra y Messi decide por dónde pisa. Y cuando pisa, la fiera corrupia pisa de verdad.
– Foto: Miguel Ruiz (FC Barcelona)
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