"Cada acto de aprendizaje consciente requiere la voluntad de sufrir una lesión en la propia autoestima". Thomas Szasz
El francés Renaud Lavillenie se ha convertido en el primer pertiguista en conseguir enlazar tres títulos europeos consecutivos en pista cubierta (Turín 2009, París 2011 y Gotemburgo 2013).Vamos a hacer un recorrido por los distintos campeonatos, reseñando el podio y la actuación española, si la hubiere.
El soviético Gennadiy Bliznetsov fue el encargado de inaugurar el historial de los primeramente llamados Juegos Europeos. El catalán Miquel Consegal consiguió un excelente quinto puesto.
Igor Feld continuó con la supremacía sovíética al imponerse al anterior campeón, Bliznetsov. El bronce sería para un alemán que consiguió ser campeón olímpico: Wolfgang Nordwig. Una lástima la actuación de Ignacio Sola, con solo 4.60. Había saltado por primera vez unos días antes los cinco metros en Lyon. De repetirlo, hubiera hecho la misma marca que el campeón.
La primera vez que se celebró en España el Europeo la prueba duró más de seis horas, imponiéndose el alemán Nordwig al campeón dos ediciones atrás, Bliznetsov, con 5.20, récord de Europa. Tampoco tuvo suerte esta vez Sola, que fue quinto con la misma marca que el tercero. Cosas de los nulos…
Nordwig consiguió su segundo título y Bliznetsov su cuarto podio. Ambos repitieron la marca del año anterior en Madrid.
Los Juegos Europeos dejaron de denominarse así y a partir de esta edición fueron oficialmente Campeonatos de Europa. François Tracanelli, en edad júnior, le dió a Francia su primer título por delante del recordman mundial (5.34 ese mismo invierno), el sueco Kjell Isaksson, y del alemán Nordwig.
Excelente competición para Nordwig: se convertía en nuevo recordman mundial al franquear el listón en 5.40 (destronando a Isaksson, que había saltado 5.38 ese mismo invierno), y conseguía su tercer título europeo. El sueco saltó unos buenos 5.35. Cinco días después recuperó el récord en Cleveland al saltar 5.41. El soviético Isakov fue bronce.
Nordwig consiguió su cuarto título ante la ausencia de Isaksson (que había vuelto a batir el récord con 5.45). Sin embargo, otro sueco, Lagerqvist, no se lo puso fácil al alemán, ya que los dos hicieron la misma marca. Por primera vez, un finlandés subió al podio.
Revolución en este campeonato: Nordwig (el vigente campeón olímpico el año anterior) no acudió y los suecos Lagerqvist e Isaksson hicieron tres nulos en 5 metros, primera altura que intentaron. El título fue para el italiano Dionisi, acompañado del alemán Ziegler y del francés Bellot.
La escuela polaca se estrenó en esta competición. El futuro campeón olímpico en Montreal, Slusarski, derrotó al finlandés Kalliomäki y a otro soviético, Janis Lauris.
Después de un bronce y una plata, el finlandés Antti Kalliomäki consiguíó ser campeón de Europa, además a lo grande: derrotando a los polacos en su casa.
Otro producto de la escuela soviética, Yuriy Prokhorenko se proclamó nuevo campeón de Europa en la edición disputada en Munich, por delante de dos anteriores campeones: Kalliomäki, el año anterior, y el italiano Renato Dionisi , en 1973.
Nueve años después de Madrid’68, el velódromo de Anoeta de San Sebastián acogió la VIII edición de los Europeos en pista cubierta. El futuro campeón olímpico en Moscú, Wladyslaw Kozakiewicz, consiguió el récord de los campeonatos, superando al multimedallista Kalliomäki y a su compatriota Klimczyk. El catalán Roger Oriol consiguió un buen sexto puesto.
El polaco Slusarski repitió título después de conseguirlo en Gotemburgo’74. Le acompañaron en el cajón de entrega de medallas dos representantes de la gran escuela soviética: Vladimir Trofimenko y Vladimir Sergiyenko, ambos con 5.40, a cinco centímetros del vencedor.
Después de la edición de 1970, Viena repitió como sede en 1979. Y también repitió campeón. Koza reeditó su triunfo de San Sebastián dos años antes con una marca de 5.58, nuevo récord europeo. La plata la consiguió un nuevo valor soviético, Konstantin Volkov, y tercero fue Trofimenko plata el año anterior. Undécimo puesto para el recordman español, Oriol.
Volkov consiguió la mejor marca de los campeonatos con 5.60, igual que su compatriota Polyakov. Esta vez fue un francés (Abada) el que se coló en el podio.
Grenoble repitió después de la edición de 1972. Compitiendo en casa, Vigneron igualó el récord mundial (que él mismo poseía) con 5.70. Su compatriota Jean-Michel Bellot logró otra vez el bronce (como en 1973 ), pero la plata fue para la URSS. Le correspondió a Krupski, con la misma marca que Bellot.
Milán fue la sede en 1982, repitiendo cuatro años después. La URSS hizo doblete con un nuevo valor: Spasov, que igualó el récord de los campeonatos. Segundo fue Volkov y tercero, Koza que consiguió su cuarta medalla.
Por primera vez el campeonato viajó a Hungría. Doblete soviético con Polyakov y Obizhayev en 5.60 y Abada repitiendo su bronce de 1980. Alberto Ruiz estuvo en su marca (5.30).
La temporada invernal de 1984 fue un toma y daca entre Sergey Bubka y Thierry Vigneron. El soviético había batido tres veces el récord del mundo, pero el francés (con Bubka ausente) saltó 5.85 e incluso se permitió la “frivolité” de intentar 6 metros, algo que nunca nadie había hecho hasta entonces. La plata fue para el malogrado Pierre Quinon (campeón olímpico en Los Ángeles ese mismo año) y, como siempre, un soviético en el podio: en este caso Krupski. Alberto Ruíz consiguió plaza de finalista, con un buen octavo puesto.
Sergey Bubka logró su único título europeo indoor en el debut de Grecia como sede de los campeonatos. Otra vez Krupski logró una medalla, esta vez con 5.70, misma marca que el zar. Y un gran competidor se llevó el bronce: el búlgaro Atanas Tarev. Lobito Ruiz fue sexto con unos buenos 5.50.
Tercera vez que se celebraba en España el campeonato, y esta vez fueron dos los pertiguistas nacionales presentes: aparte de Alberto Ruiz también compitió el futuro medallista olímpico Javier García Chico. El décimo puesto compartido no fue malo, pero la marca de 5.15 fue muy pobre. El título fue para el búlgaro Tarev, siendo plata el polaco Kolasa y el tradicional francés el bronce (esta vez, Collet).
Tercer título para Vigneron, igualando sus 5.85 de Gotemburgo, y esta vez haciendo doblete (incluso en marca) con el húngaro de nacimiento Ferenc Salbert. Kolasa fue tercero con unos excelentes 5.80.
Otro representante de la URSS se proclamó campeón europeo. A Rodion Gataullin le acompañaron dos saltadores búlgaros: Nikolov, y el de siempre, Atanas Tarev.
Los campeonatos cumplieron su vigésima edición y a otro campeón soviético, en este caso Yegorov, le acompañaron en el cajón Potapovich y otro representante de la escuela polaca, Miroslaw Chmara. También compitieron dos españoles: García Chico y Alberto Ruiz.
La URSS siguió dominando un año más. Gataullin consiguió su segundo título aventajando a su compatriota Yegorov en cinco centímetros. Era la cuarta medalla (esta vez de bronce) para Vigneron después de sus tres títulos. García Chico fue sexto, con unos buenos 5.60, y Paradinas, en su debut, logró el duodécimo puesto.
En este campeonato hubo muchos cambios. En primer lugar, comenzó a celebrarse cada dos años (el curso que no tocaba Europeo, había Mundial). Se había desmembrado la Unión Soviética y el campeón compitió con el Equipo Unificado. Bochkaryev igualó el récord de los campeonatos en poder de Vigneron y le acompañaron en el podio el húngaro Bagyula y su compatriota Semyonov. Un cajón totalmente inédito.
Ahora ya como ruso, Bochkaryev repitió título con nuevo récord de la competición: 5.90. El francés Galfione fue segundo y otro ruso, Trandenkov, tercero. Debutó el español Dani Martí, con una décima plaza.
El bielorruso Markov y el ruso Chistyakov fueron oro y plata antes de nacionalizarse australianos. Tercera medalla para Pyotr Bochkaryev, después de sus dos títulos consecutivos. Debutaron dos españoles, con resultados muy discretos: Molinero (que pasó a la final) y Concepción.
Valencia acogió por cuarta vez en España el Europeo. Alemania no ganaba desde Grenoble’72, y lo hicieron a lo grande con un fantástico triplete. Tim Lobinger y Michael Stolle igualaron a 5.80, con Danny Ecker en la altura inferior de 5.75. Detrás quedó Montxu Miranda con unos excelentes 5.70, y quinto el medallista olímpico Javier García Chico, con 5.60.También participó Isaac Molinero.
Se disputaron por primera vez en Bélgica los Europeos. Y los tres primeros eran neófitos. El primero fue el medallista de bronce en el Mundial de Sevilla, Averbukh. El sueco Eriksson y el holandés Blom también se llevaron medalla de Gante.
Viena fue el escenario de la siguiente edición (de muy grato recuerdo para nuestro atletismo por el alto número de medallas obtenido). Dos medallas de los alemanes, con Lobinger venciendo por segunda vez. Entre ellos se intercaló otro sueco, Kristiansson. Los tres saltaron lo mismo: 5.75.
Los rusos vuelven a campeonar. Pavlov igualó la mejor marca de los campeonatos, bien secundado por el ucraniano Yurchenko, y otra medalla fue para Lobinger (la tercera). Debutó el aragonés Gazol, que no pasó a la final pero hizo un buen salto: 5.60.
El ucraniano Yurchenko impidió el doblete alemán de Ecker y Otto. La marca que obtuvieron los tres primeros (5.71) fue la más floja de un campeón desde Madrid’86.
El primer título del francés Lavillenie lo consiguió en Turín, bien secundado por un representante ruso: Gerasimov, y otro alemán, Straub. Las tres escuelas con más medallas, además de la polaca.
El francés no falló ante sus compatriotas, y además con una marca de gourmet. Incluso intentó la plusmarca mundial , colocando 6.16. Clavier fue segundo y Mohr salvó el honor alemán.
La dicha nunca es completa. Lavillenie realizó un concurso limpio hasta 6.01 (mejor marca mundial del año). Pidió 6.07, segunda mejor marca de siempre después del gran Bubka. Renaud hizo el salto de su vida, el listón cimbreó ligeramente pero no cayó. El francés echó a correr, loco de alegría. De repente, el juez levantó la bandera roja; el salto era nulo. ¿Qué había pasado?
El artículo 183.2-a de las Reglas de Competición de la IAAF (versión 2012-2013) es claro al respecto: un intento es nulo si, después del salto, el listón no se queda sobre ambos tacos por causa de la acción del atleta durante el salto.
Hay un precedente: en el mitin internacional de pista cubierta del año 2000 de Valencia, el juez de la prueba también señaló salto nulo al español José Manuel Arcos. La verdad es que no es nada usual, pero ya son dos casos los que se conocen.
¿Cuál es el techo de Lavillenie? El tiempo lo dirá. De momento, le ha beneficiado el cambio de entrenador, y su hermano Valentín (más joven) ya está en los 5.70. Motivaciones no le van a faltar al francés.
* Joan Pelayo es juez-árbitro de atletismo, especialista en pértiga, y miembro fundador de la AEEA.
– Fotos: Carl Sandin (BILDBYRÅN) – Panoramic – dpa – El País
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